Un emprendimiento supone llevar a cabo un objetivo mediante diferentes capacidades, como dinamismo, creatividad, flexibilidad al cambio, innovación y, sobre todo, actitud. Con todo ello se puede generar valor para diferenciarse de los demás y así hacer realidad la idea de un negocio.
El Perú se ubica en el tercer lugar a nivel mundial con la mayor cantidad de emprendimientos, según un estudio realizado a nivel mundial en el año 2020 por la TEA. Solo basta con observar la cantidad de negocios alrededor de las avenidas y principales calles para darnos comprobar esta investigación.
Teniendo en cuenta todo esto, ¿cuál sería la tarea a seguir de los emprendedores peruanos? Sin lugar a dudas, el poder llegar a una fase de consolidación de su emprendimiento, algo que se conseguirá gestionando estrategias empresariales como estudios de mercado, asignación de presupuesto, delegación de funciones (siempre supervisadas) y planificación de objetivos y estrategias a corto y mediano plazo.
La capacitación para realizar lo antes comentado es vital, más aún en un mundo cada vez más competitivo y donde el cliente es exigente en todo sentido. Entonces, se puede concluir que hoy en día tener un producto de calidad es algo cotidiano. El verdadero valor agregado es la gestión de servicio y la correcta relación del cliente potencial y real con el emprendedor (y futuro empresario) en las etapas de preventa, venta y postventa.
Bajo la coyuntura de la Covid-19, es importante resaltar el informe sobre los estilos de vida de los ciudadanos de Lima Metropolitana en el 2021, realizado por la Cámara de Comercio de Lima y que revela que el 80% de las personas investigadas han generado o piensan generar algún emprendimiento en estos tiempos.
Esta afirmación se basa en poder reflexionar en qué ya sea por motivos de mayor tiempo gracias al teletrabajo, estudios de manera remota, despidos laborales u otros, el ciudadano ha tenido mayor disposición de generar rentabilidad por sus propios medios.
Es importante también recordar una propuesta de modelo que es apto para toda persona que se proponga emprender. Lo puedes ver a nivel “estrella” con cinco lienzos: esto inicia generando la idea de negocio para luego realizar la búsqueda de cómo realizarlo. Posteriormente tener el conocimiento de las herramientas previas para ejecutarlo. Continúa los recursos financieros, humanos, tecnológicos que se necesitarán; y finalmente llega la evaluación, que se trata de saber de qué manera se obtendrá el propuesto, bajo un método de control determinado.
*Este post es una colaboración de Luis Olortegui, docente de la Facultad de Negocios de la Universidad Privada del Norte.
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