
Las grandes transformaciones que viene experimentado el mundo inciden notablemente en la definición y práctica del turismo. Hoy los mercados se orientan de manera intensiva hacia nuevas formas de turismo, obligando a las empresas a renovar sus productos y servicios. El papel de los gobiernos también acusa cambios significativos, con una presencia debilitada a favor de una gestión empresarial de mayor dinamismo, sin que ello signifique que haya perdido trascendencia en lo referente a la planificación.
En este contexto, el concepto de calidad total en los mercados turísticos modernos plantea el uso de la planificación como instrumento para satisfacer las exigencias de los turistas, de los integrantes de las comunidades locales y de las empresas en general.
En las últimas décadas hemos detectado los siguientes fenómenos en el sector turístico:
- Aprovechamiento de las manifestaciones económicas del turismo.
- Creciente manipulación de las políticas de crecimiento turístico por grupos de inversionistas “extraterritoriales”.
- Escaso conocimiento y consideración de las expectativas y aspiraciones de los grupos locales, situados en el ámbito territorial turístico.
- Estancamiento o pérdida de capacidad política y técnica de los organismos oficiales de turismo.
- Bajo nivel cualitativo de las pequeñas y medianas empresas prestadoras de servicios turísticos.
- Escasa actividad en la investigación científica sobre la esencia y las manifestaciones del turismo.
- Adopción indiscriminada de modelos foráneos en el crecimiento turístico, en la operación de la planta e instalaciones de uso turístico.
- Uso intensivo de atractivos naturales, hecho que conduce a una pérdida de calidad ambiental.
- Fragmentación y desintegración de valores y tradiciones.
- Masificación, despersonalizando el encuentro turista-receptor.
En este contexto, los objetivos reales que se plantea el sistema turístico se relacionan con:
- El aumento sostenido de las tasas de crecimiento.
- La expansión constante de los volúmenes de inversión.
- Los efectos de la inversión en los niveles de empleo.
- El papel del Estado para estimular y apoyar las inversiones provenientes del sector privado.
- El financiamiento externo como opción para cubrir la endémica escasez de capitales.
- El diseño y la operación de un modelo turístico del mismo tipo del que poseen los países con alto grado de desarrollo.
Según Alvin Toffler, los principios del industrialismo y por extensión de la industria turística, son los siguientes:
- Uniformidad: Productos turísticos iguales, semejantes o idénticos.
- Especialización: Profesionalización y creciente división del trabajo para la prestación de servicios.
- Sincronización: Actuación coordinada hacia el interior de la empresa y en relación con otras empresas.
- Maximización: En donde lo grande se transforma en sinónimo de bueno y eficiente.
- Centralización del poder y de las decisiones: Se planifica para una comunidad que se verá involucrada en un desarrollo turístico.
Visto lo anterior, concluimos que el turismo expresa una concepción bastante compleja en la cual subyacen cuestiones ideológicas de gran alcance, que hasta la fecha no han sido lo suficientemente estudiadas.
*Este post es una colaboración de Iván La Riva Vegazzo, docente de la Facultad de Negocios de la Universidad Privada del Norte.