Conseguir la copa del mundo, es alcanzar la gloria para cada una de las selecciones que llegó a este mundial. El reto estaba en la estrategia que cada técnico pudo utilizar para consolidar un equipo competitivo, capaz de llegar a la final y campeonar. Algunas selecciones resaltaban por sus estrellas, pero acaso ¿un nombre sería suficiente para conseguir el sueño? Un equipo está integrado por personas unidas por un objetivo común y por compromisos compartidos. Los siete factores que no pueden faltar para lograr un objetivo en común son: confianza, comunicación, motivación, liderazgo, colaboración, resultados y reconocimiento.
En ocasiones ocurre que, en ciertos equipos, la carga de estos factores no está distribuida de forma adecuada entre sus integrantes, generando ello que unos deban cargar un peso más que otros. Hasta aquí, esta situación no debería ser un problema sin solución.
La verdadera complicación se presenta cuando por alguna circunstancia, debida a razones propias ó ajenas, el integrante en el que recae la mayor carga de cumplir con los siete factores, arriba mencionados, y que es considerado “un as”, no está rindiendo de acuerdo a su nivel acostumbrado o se ausenta temporalmente del equipo. Lo natural debería ser que el resto del equipo se apoye, se recomponga y continúe caminando hacia el logro del objetivo común. Sin embargo, ocurre un problema grave en el equipo, cuando este “as” no tiene reemplazo; por no haberse tomado las previsiones de manera estratégica, oportuna e inteligente.
El Mundial Brasil 2014 nos ha mostrado múltiples ejemplos de lo que puede suceder cuando dependemos de un “as”. Mencionaremos algunos: El jugador líder del equipo de Uruguay, el goleador Luis Suárez, es suspendido por una conducta antideportiva en el encuentro con Italia, y apartado de su equipo, por ende la selección charrúa pierde su siguiente partido y es eliminada del Mundial. O del astro Cristiano Ronaldo, que no encontró el ritmo con su selección, sólo marcó un gol y Portugal es eliminado de la Copa. Incluso el país anfitrión no fue ajeno a esta dependencia, uno de los mejores jugadores del mundo, el brasileño Neymar, se lesiona en el partido de cuartos de final, no puede jugar las semifinales ante Alemania, su equipo es goleado (con un marcador en contra que pasa a la historia) perdiendo la oportunidad de jugar la final. Ante su ausencia, su equipo cayó nuevamente ante Holanda, teniendo que conformarse con un cuarto puesto.
Si queremos rescatar selecciones que tomaron a sus estrellas para unificarlos y consolidar un equipo que obtenga resultados colectivamente, debemos mencionar a Colombia, Costa Rica, Holanda y USA. En estas selecciones la carga está distribuida equitativamente entre sus integrantes y el compromiso es compartido. Pero como el fútbol es impredecible nos regaló una final con dos equipos de características opuestas. El equipo de Alemania, que se fue consolidando, cogiendo a sus estrellas para hacer un trabajo colectivo que no solo gana, sino también juega bonito y golea, se enfrentó a una selección gaucha que cuenta con uno de los mejores jugadores del mundo, Lionel Messi, nunca sorprendió, pues cada uno “bailaba” a su ritmo.
Para muchos, Argentina llegó a la final gracias a Messi, mientras que para otros solo fue cosa de suerte. A pesar de los 120 minutos de fútbol que nos regaló la final, se impuso la experiencia, el juego colectivo que demostró Alemania. Basándose en los siete factores, la selección germánica consigue coronarse campeón de Brasil 2014 y obtener su cuarto título mundial en la historia.
Llevando el ejemplo futbolístico al mundo de los negocios, es importante precisar que cuanto más se involucre a los colaboradores en las decisiones de la empresa, mayor será la responsabilidad que obtengan. Si ellos están al tanto de los pormenores de la empresa, perciben más y por lo tanto, aportan más. ¿Es importante saber sus inquietudes y opiniones? Porsupuesto, todos los puntos de vista son significativos y nos ayudarán a emprender acciones para mejorar continuamente como organización.
Una sola persona, nunca conseguirá grandes cosas. El respaldo de un grupo de trabajo nos permitirá conseguir objetivos, que jamás pensamos conquistar. Sé un verdadero líder y has del trabajo en equipo tu mayor diferencial.
*Este post es una colaboración de Augusto Cáceres Rosell, decano de la Facultad de Negocios de la Universidad Privada del Norte.
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