Muchas veces, los estudiantes emplean el ascensor para subir un piso. Un día, al presenciar esa realidad, pensé en voz alta: “¡Un solo piso… está loco!”. Un estudiante, que no era el que había marcado el piso, al escucharme dijo: “Así es la generación, profe”. Esta expresión me llevó a reflexionar sobre las barreras comunicativas que se han forjado en esta generación y que pueden obstaculizar el quehacer educativo dentro de las aulas.
El ser humano es comunicativo por naturaleza; pero, a pesar de ello, los obstáculos o barreras comunicativas son comunes en la vida cotidiana. Y con mayor razón lo son en las instituciones educativas. Como bien señala Palmar: “Cabe resaltar que específicamente las universidades, destinadas a la formación académica y creación de producción intelectual, deben establecer lineamientos estratégicos soportados en la práctica de acciones comunicativas eficaces […]” (2013, p.63). Ello implica considerar que la adecuada relación comunicativa en la educación mejora la calidad de los resultados, por lo que es necesario considerar el impacto que pueden tener las barreras comunicativas dentro del aula:
2. Barrera de filtración (manipulación buscando lo positivo):
En suma, existen múltiples barreas comunicativas que se presentan en el salón de clase. Ante ello, se debe emplear una serie de estrategias y conocimientos que ayuden a mantener un buen lazo comunicativo en la relación docente-alumno. Asimismo, también se pueden desarrollar talleres educativos que incentiven la empatía, la asertividad, las normas de convivencia y el compromiso. Lo importante es que ante un fenómeno social o generacional se asuma una metodología que no los aleje de un derecho tan fundamental como es la educación.
*Este post es una colaboración de Fernando Maldonado Alegre, docente de la Universidad Privada del Norte.
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