El homo videns
En su libro Homo videns: la sociedad teledirigida (2004), el politólogo italiano Giovanni Sartori analiza el peligro de exponer a los niños (él los llama los video-niños) ante la televisión basura y nos deja una serie de afirmaciones y estadísticas que bien pueden ser tomadas en cuenta en muchas realidades sociales, las mismas que están debidamente planteadas y fundamentadas en su obra. Por ejemplo, indica que el niño ensimismado con la TV ya no lee, que la TV modifica radicalmente y empobrece el aparato cognoscitivo del homo sapiens, y por ende de adulto sólo responderá a estímulos audiovisuales. Además nos recuerda que el acto de ver está atrofiando la capacidad de entender, que el hombre que lee está decayendo rápidamente y lo peor de todo es que (en este mundo actual pareciera que) “ya no se necesita leer”.
Estudios señalan que un joven promedio antes de terminar su adolescencia habrá observado horas y horas de telebasura, entiéndase violencia, groserías, conflictos, banalidades. Ese niño luego se transformará en un adulto empobrecido que no lee, no profundiza, carece de capacidad de análisis, que responde a estímulos casi exclusivamente audiovisuales. Entre los mecanismos psicológicos de respuesta ante la telebasura están la identificación con ciertos personajes, la imitación, la indirecta agudización de ciertos temas cuando son tratados de forma superficial y sin asesoría profesional, la asociación incorrecta de ciertos estímulos (ejemplo violencia-cotidianidad, mujer-objeto sexual, felicidad-consumismo, homosexualidad-enfermedad, amor de pareja-sufrimiento necesario, entre otros). También la falta de sensibilidad ante el dolor ajeno y la vulgaridad. La enorme influencia social de la televisión y otros medios multiplica de forma exponencial los efectos negativos de este tipo de mensajes.
De esta forma vemos cómo los medios de comunicación aportan a la construcción (y destrucción) de los modos de ser, de modelos de comportamientos individuales y colectivos. Nos animamos a afirmar que así se van formando modelos pobres, incultos y dependientes de las sensaciones (imágenes, sonidos) descuidando los estímulos ligados al pensamiento (la razón y la lógica). La lectura de la obra mencionada es necesaria para un análisis de la realidad actual.
*Este post es una colaboración de Manuel Arboccó de los Heros, docente de la Universidad Privada del Norte.