Ante la necesidad de innovar e reinventarse tras la pandemia, los negocios que actúen con sentido de comunidad tienen la oportunidad de compartir sus futuros logros y sintonizar con un extendido ánimo solidario.
Han pasado más de cien días desde que la Organización Mundial de la Salud (OMS) declarase la pandemia de COVID-19 y la magnitud de esta enfermedad a nivel planetario es enorme. Aunque en tiempos diferentes, los países procuran recuperar lo perdido durante la prolongada cuarentena, aunque resulta claro que el mundo ya no será el mismo y tendremos que adecuarnos a la nueva realidad post pandemia.
Afectados en gran proporción por las medidas preventivas, los negocios y sus líderes deberán llevar adelante estrategias que les permitan retomar sus actividades. En líneas generales se habla de innovación, reinvención, disrupción y adaptación como factores esenciales para el inicio de una nueva etapa. Pero como producto de un extendido ánimo solidario también parece haber decantado una tendencia que representa una ventana hacia relaciones armoniosas entre negocios y clientes: la del sentido de comunidad a partir del valor compartido, que según la definición de Porter y Kramer es un ambiente en el que las empresas identifican y fortalecen las conexiones entre progreso económico y social
¿Por qué necesitan los negocios de un sentido de comunidad?
- Somos parte de una comunidad. La pandemia ha permitido conocer notables ejemplos de colaboración y servicio. Este paso del “yo” al “nosotros”, además de fortalecer la noción de sociedad, muy probablemente tendrá efectos en consumidores que prefieren comprar a negocios que hacen partícipes de sus réditos al entorno.
- La filantropía da paso al valor compartido con todos los stakeholders. Supone tomar conciencia de que existen demandas en grupos de interés internos y externos que requieren soluciones sostenibles. También habrá que tener en cuenta que la pandemia dejará un saldo de incremento de la pobreza y otros males a los que hay que buscar solución.
- La necesidad de lograr impactos favorables en el plano social, económico y ambiental. Estos tres elementos conforman un trinomio clave para cimentar el progreso. Son varias las empresas que operan bajo esta premisa y han demostrado sus bondades. De allí la importancia de que sea un elemento transversal a los negocios en función de su tamaño.
- Nuevos clientes. Si ya lo era antes, en adelante el cuidado de la salud será todavía más una prioridad de las personas. Por ello las recomendaciones y facilidades para adoptar estilos de vida saludables serán un signo de los tiempos venideros y esta necesidad podría ser cubierta por las empresas tanto en públicos internos como externos. No debería perderse de vista que una de las consignas de las generaciones millennial y centennial, que representan un 60% de la población mundial, es precisamente la de una vida saludable.
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