Imagínese usted sentado alrededor de una fogata escuchando a alguien contar una historia. Es de noche, sólo se escucha el susurro del viento y como techo se tiene a las estrellas. Es así como se escribió la historia del ser humano desde el principio de los tiempos y es así como se transmitieron mensajes poderosos y trascendentes en aspectos de teología, por ejemplo. Sólo basta dejar volar la mente y trasladarse hasta un paisaje desértico y ver en una colina a un ser bondadoso de cabello largo y túnica hablándole a una gran muchedumbre. Tenga certeza, querido lector, que esas historias son contadas hasta la fecha con la misma eficacia que hace dos mil años atrás.
Volvamos ahora hasta nuestro actual contexto. De improviso aparecemos dentro de los ambientes de una oficina, su oficina. Es en este recinto en el cual pasamos la mayor parte de nuestro tiempo consciente, a este espacio acudimos todos los días por muchos meses y quizás por muchos años, encontrándonos ahí con personas que no necesariamente son nuestra familia.
La organización es un ser vivo y al estar vivo cobra importancia, pues requiere de ciertos insumos para sobrevivir. Además, ese ser vivo posee una razón para estar vivo, esa razón está escrita en su misión y consecuentemente posee una visión que le indica el camino a seguir. Nada impide que la misión y visión de una organización posea un toque metafórico, es decir, un poderoso mensaje que mueva al personal a la acción.
Crear y contar historias dentro de la organización responde a dar un significado a la historia que se está contando. Contar historias significa establecer un paralelo entre un hecho real que está aconteciendo en la organización, en cualquier área o en toda ella, y un determinado referente. La gran ventaja al contar una historia radica en que usted está llegando de una manera directa al centro emocional del cerebro, usted salta con garrocha la región lógica y concreta llamada neocórtex y penetra como una saeta directamente a la región límbica, región que es la morada de las emociones.
Existen mil motivos para crear y contar historias en una organización, desde el discurso de fin de año hasta la motivación que deseamos crear en un equipo de ventas. La narración posee el mágico poder de llamar la atención de quienes escuchan. Una sugerencia que viene de mi experiencia de narrador de historias, es la de utilizar un tono de voz adecuado elevándolo o bajándolo cuando sea necesario, además de ello sugiero contar la historia poniendo énfasis en aspectos sensoriales, es decir, utilizar los sentidos al contarla; esto significa hablar de lo que se ve y deseamos que otros vean, hablar de lo que escuchamos y deseamos que otros escuchen, hablar de lo que sentimos y deseamos que otros sientan. Es así que su historia llegará y quedará impregnada en la experiencia subjetiva de su oyente.
*Este post es una colaboración de Raúl Flores Casafranca, docente de la Escuela de Postgrado y Estudios Continuos de la Universidad Privada del Norte.
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