Una reflexión sobre los muchos y complejos retos que enfrentan los profesionales de la psicología en el nuevo escenario originado por la crisis sanitaria.
Este 30 de abril se celebra el Día del Psicólogo en el Perú al crearse ese mismo día, en 1980, el Colegio de Psicólogos del Perú con la intención de destacar la labor de sus profesionales en la mejora de la salud y la calidad de vida del país. Y estamos en un momento que merece reflexión acerca de los roles y desafíos de la psicología frente al nuevo escenario. En función a ello muchos profesionales de la salud mental vienen atendiendo a la población y brindando alternativas para una mejor salud mental frente a la pandemia. En esa línea, se ha activado la telepsicología, telesalud, teleconsulta y teleorientación para poder contener otra ola de la que nadie habla: los problemas de salud mental.
El momento actual desafía al psicólogo a estar preparado fuertemente ante la crisis, ser muy empático para llegar a las personas y aprender nuevas estrategias virtuales para estar más cerca del paciente en una coyuntura en que debemos de cuidar la distancia física. Unido a esto, un sólido fundamento científico basado en investigaciones y en el marco de la ejecución ética de la profesión. Debe como tarea principal ser conocedor de la atención ante la crisis, transmitir resiliencia, ayudar a superar pérdidas emocionales, brindar primeros auxilios psicológicos, conocer las nuevas enfermedades en salud mental, aprender el uso de herramientas digitales, no perder el enfoque social, dedicarse al estudio de las nuevas tendencias psicológicas, siempre con una visión del mundo y enfrentando las nuevas patologías que se dan producto del miedo y la depresión.
Se requiere profesionales empáticos, sensibles a los problemas sociales producto del aislamiento, miedo, estrés pandémico, ansiedad, paranoia y depresión por el poco contacto con la gente y el temor a contagiarse. Es importante que desde la psicología se refuercen recomendaciones y protocolos para la salud mental, el autocuidado y la autogestión de estilos de vida saludables en casa, entendiendo que a pesar del aislamiento se puede socializar mediante llamadas, videos, teleconferencias y hasta un buen manejo de redes sociales, aplicando programas preventivos y de promoción de la salud, así como intervención y consejería en salud mental.
Finalmente, los profesionales de la psicología deben entrenarse para las secuelas y el estrés postraumático, que nos tomará un tiempo superarlos. Nos hallamos en un momento de retos y acompañamiento a muchas personas. Y debemos entender que toda crisis tiene una solución, un término y una enseñanza para la vida.
Este post es una colaboración de Romy Díaz, directora de la carrera de Psicología de la Universidad Privada del Norte.
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