Cuando se piensa que ciertos mercados se encuentran saturados o cubiertos por grandes corporaciones y ya no es posible pretender cuota alguna, surgen ideas innovadoras que ponen en cuestión tales supuestos.
Todo empezó cuando en el curso de una conversación Michael Rubin y Mark Levine se refirieron a una actividad que la mayoría de hombres cumple rigurosamente cada mañana y que no siempre es cómoda: el afeitado. Por un lado está el tiempo que toma hacerlo y por otro el costo de las máquinas de afeitar, que además –hoy en día predominan las desechables- una vez que pierden filo obligan a ir al súper mercado o a una tienda para adquirirlas.
Estos bemoles activaron en ambos amigos la idea de desarrollar un producto alternativo. Si bien existen dos grandes marcas que participan de la mayor porción del mercado, Rubin y Levine pusieron los reflectores en el crecimiento que experimenta hace ya buen tiempo el segmento del cuidado personal masculino.
¿Por qué había que comprar una máquina de cuatro hojas con una sustancia suavizante desconocida? ¿No era posible comprar una máquina sencilla a un precio razonable? Tales fueron algunas de las preguntas que se plantearon Rubin y Levin. El siguiente paso fue realizar un provocador video que se convirtió en viral y la mesa estaba servida para que Dollar Shave Club alcanzara en menos de tres años cerca del 10% del nada despreciable mercado de máquinas de afeitar en Estados Unidos. Tanto ha impresionado el crecimiento de la nueva marca, que Gillete está estudiando ofrecer soluciones similares.
El éxito de Dollar Shave Club parece radicar en su propuesta de afeitarse por menos de 1 dólar al mes. Además de la máquina y los recambios necesarios, el usuario recibe en su casa un kit con espuma de afeitar, loción para después de afeitarse y toallitas.
Por si fuera poco, estos jóvenes emprendedores no descuidaron el importante ingrediente de compromiso social que deben probar hoy en día las empresas, además de un toque de nacionalismo emocional al mostrar la bandera estadounidense en el video.
Dollar Shave Club reafirma en su mensaje el aspecto más masculino del afeitado: dejarse de florituras recordando que los ancestros se afeitaban con una cuchilla simple y estaban bien guapos, y parte de este aspecto más viril del producto lo podemos apreciar también en la estética de los accesorios.
Tanto el aftershave como la espuma cuentan en el diseño del embalaje con una estética retro, como de producto vendido en una carreta del lejano oeste en medio de una lluvia de disparos. ¿Lo siguiente? Con tanto dinero en el bolsillo las posibilidades son diversas, pero Rubin guarda silencio, aunque adelanta dos nuevos productos este mismo año. Finalmente, al preguntársele sobre su posible salto al mercado femenino, el californiano sostiene que es “demasiado pronto” para hablar de eso. Aunque no es del todo sincero: el 20% de su facturación de máquinas de afeitar ya corresponde al público femenino.
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