A partir del siglo XVII, por obra de pensadores como John Locke, David Ricardo y Adam Smith, entre otros, surge una visión diferente en torno a las relaciones que deben existir entre gobernantes y gobernados, entre poder y sociedad, que habrá de manifestarse progresivamente en estructuras democráticas que limitan el poder del Estado y reconocen a los ciudadanos libertades y derechos para buscar la felicidad y realizarse como ellos desean bajo el imperio de la ley.
Tal es el mensaje con que irrumpe el pensamiento liberal buscando desterrar de la mente de los individuos creencias dogmáticas y contrarias a la naturaleza humana, y que distorsionan todo ámbito de relaciones y tratos entre ellos. Adam Smith se refirió en La riqueza de las naciones a la «mano invisible» como aquel elemento que toca a cada ser humano y facilita intercambios y acuerdos que trascienden lo estrictamente económico.
En el siglo XX, Friedrich von Hayek, filósofo y economista ligado a la Ecuela Austríaca, plantearía el concepto de orden espontáneo a partir de normativas no tangibles que permiten a cada individuo hacer uso de sus conocimientos en función de sus propios fines.
Nuestro docente Vladimir Rodríguez Cairo, doctor en Derecho y Ciencia Política y magíster en Economía, en un ensayo titulado Principios Generales de una Sociedad Libre para fortalecer el Orden Espontáneo del Mercado, desarrolla tales principios en correspondencia con la tradición de la libertad individual, la justicia y el gobierno limitado, respondiendo a la interrogante de ¿por qué el orden espontáneo del mercado requiere de la reivindicación de dichos principios?
Sostiene el profesor Rodríguez que el intercambio en el mercado nos permite elevar nuestro nivel de bienestar, y para tal efecto los gobiernos no deben distorsionar las relaciones de intercambio que se dan libremente.
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