Aun cuando es mucho lo que se ha escrito sobre liderazgo, de un tiempo a esta parte supone cierta dificultad definir a quienes reúnen verdaderamente las cualidades de líder. Un uso extendido del concepto, que impide distinguir con precisión lo que es y no es propio de un líder, es en opinión de los expertos una de las principales razones por las cuales esta importante dimensión humana podría estar devaluándose.
En el entorno de los negocios se maneja un adagio avalado por la experiencia: «Un jefe puede ser líder, pero un líder no necesita ser jefe». La interpretación de esta sentencia tiene varias aristas. En principio, que no toda posición de jefatura supone liderazgo, más allá de que suela denominarse líder a quien encabeza un equipo u organización. Asimismo, que existen virtudes en un líder que no siempre se manifiestan desde un cargo directivo. Y finalmente, podríamos decir que esta frase lleva implícita la idea de que el liderazgo es una condición de aprendizaje continuo.
Mario Alonso Puig, reconocido médico español y uno de los mayores estudiosos de la inteligencia y cognición humana, sostiene que los auténticos líderes «crean entornos que facilitan que el ser humano desarrolle su libertad. Las empresas deben favorecer que las personas puedan estar en su singularidad, como seres capaces de contribuir de una forma valiosa a lo que se hace. Por ello, aquéllos que castigan el error y a la vez piden creatividad a la gente dificultan la toma de decisiones. El líder es una persona que, en lugar de poder, tiene la autoridad que le ha dado la gente«, anota.
En una dirección similar, la articulista Polly Morrice ha señalado en un artículo del New York Times que «nadie puede asumir que está ejerciendo liderazgo a menos que otros estén dispuestos a seguirlo«. Tener la capacidad de influir, motivar, organizar y lograr que otros lleven a cabo acciones porque es lo más conveniente para terceros y para sí mismos, es una de las cualidades fundamentales de un líder. Todo ello bajo un marco de valores.
Pero además, para ser tal, el liderazgo no puede concebirse bajo la forma de buenas acciones aisladas, sino como una constante que se sostiene en el tiempo. Al respecto la experta en coaching deportivo María Ruiz de Oña señala: «Un liderazgo verdadero deja huella. Uno se da cuenta que con alguien ha aprendido cosas que le sirven para siempre. Y por supuesto, no podemos olvidar la dimensión social del líder. Éste está comprometido con su equipo y está comprometido con permitir que ese equipo crezca, se transforme y afronte los retos con los que se ha comprometido».
En palabras de la especialista, el líder aparece en un contexto de necesidad, de cambio, en escenarios complejos. La complejidad de las situaciones críticas son el caldo de cultivo donde los líderes emergen para llevar a una organización a responder ante esa situación crítica. El líder tiene la capacidad de actuar sobre un sistema para responder a un reto, a una necesidad de cambio y crear en esa respuesta acciones perdurables en el tiempo. Esos son los líderes.
De eso se trata entonces: de situar el liderazgo en las circunstancias complejas que lo ponen a prueba, de convencer con argumentos válidos de que hay que actuar de una determinada forma porque es lo debido, de compartir apasionadamente sueños, propósitos y buenos momentos. No es nada sencillo, pero puede aprenderse.
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Fuentes:
https://www.escuelaeuropeaexcelencia.com/2015/08/que-es-el-liderazgo-aspectos-relevantes/
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