Si la educación es el cimiento sobre el que se erigen países civilizados y de elevados estándares de vida, la investigación y el desarrollo constituyen los pilares que sostienen dichos logros. La razón es simple: sólo es posible innovar cuando existe de manera sostenida investigación y desarrollo (I&D).
De acuerdo a un artículo del World Economic Forum (WEF), un alto nivel de inversión en I&D es el mejor indicador del decidido espíritu emprendedor de un país, materializado en tres actividades: investigación básica, investigación aplicada y desarrollo experimental.
En el último reporte del WEF, Israel y Corea del Sur figuran como las naciones que más presupuesto destinan a I&D, con 4.21% y 4.15% del PBI, respectivamente. Japón, Finlandia y Suecia completan el top five.
Alemania y Estados Unidos tienen similares niveles de inversión en I&D, con niveles cercanos al 3%, mientras China, que ha construido su economía con productos diseñados y desarrollados en ultramar, asigna aproximadamente un 2% de su PBI a I&D.
Otros países con objetivos prioritarios en I&D son Taiwán. Dinamarca, Suiza y Austria.
Entre los países miembros de la Organization for Economic Cooperation and Development (OECD), Chile invierte en I&D un promedio de 0.36%, en tanto Rumania y México aparecen ligeramente por encima de dicho porcentaje.
El riesgo de no innovar, como se sabe, es el estancamiento o, más grave, la pérdida de los que se haya podido conquistar.
Fuente:
https://agenda.weforum.org/2015/07/which-countries-spend-the-most-on-research-and-development/
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