Probablemente el liderazgo sea uno de los temas sobre los que más se ha teorizado en las últimas décadas. Inteligencia emocional, espíritu visionario, capacidad para formar equipos, personalidad inspiradora e integridad son algunas de las varias cualidades que debe reunir un líder que busque trascender junto con su organización.
Sin embargo, poco se ha dicho de un elemento que subyace bajo los atributos mencionados y sin el cual la condición de líder se convertiría en mera ilusión: la humildad.
Es evidente que el escaso protagonismo de la humildad tiene que ver con una hornada de emprendedores que durante las últimas décadas han convocado atención. Nombres como los de Mark Cuban, Arianna Huffington, Gary Vaynerchuck y especialmente Steve Jobs han construido reputación en torno a sus estilos autoritarios de liderazgo. De esta manera, en un mundo de celebridades con este tipo de liderazgo, ¿qué rol juega la humildad en el éxito que usted busca?
No se sorprenda: el papel de la humildad es absolutamente esencial. Sin embargo, como ha señalado más de un especialista, la humildad es el ingrediente olvidado en los líderes y no por las razones que usted podría pensar. Como sostiene un estudio del Washington Foster School of Business revelado por Entrepreneur, “la gente modesta tiende a ejercer un liderazgo más efectivo y muestra un desempeño más alto tanto en forma individual como a nivel de equipo”.
Dada la importancia que tiene la humildad, ¿cómo podríamos definirla?
A menudo esta virtud es confundida con una autoestima baja. Pero en realidad la humildad no es pensar menos de usted. Es pensar menos sobre usted. La genuina humildad es un regalo de percepción, discernimiento y bondad que hace a la gente más compasiva y caritativa. Los líderes que poseen el don de la modestia son honestos con sus fortalezas y limitaciones. Son confiables, de mente abierta y colaboradores sin ser sumisos.
Como señalara Jim Collins, “el factor X de un gran liderazgo no es la personalidad sino la humildad”.
A continuación tres rasgos característicos de la humildad activa, cada uno de los cuales interviene directamente en su efectividad como líder y emprendedor.
La humildad escucha
El saber escuchar descansa en el corazón de toda relación exitosa. Indica que usted es receptivo y respetuoso con las opiniones de otros. Los emprendedores modestos solicitan feedback a sus clientes, colegas y comunidad. Haciendo esto elevan la moral de sus empleados, mejoran sus productos y ofertas y desarrollan lealtad por parte de los clientes.
La humildad prueba
Quien es humilde nunca asume que está bien. Los líderes humildes, al tiempo de obedecer sus instintos, desean comprobar sus decisiones. Las pruebas no tienen que ser complicadas para ser efectivas. Unas de las vías sencillas para empezar a probar es el correo electrónico. Sea que se encuentre enfocado en marketing externo o en un comunicado interno, hacer un seguimiento a elementos cruciales de su correo –temas, campos, fechas y el propio contenido- le da una clara aproximación a lo que está funcionando y a lo que no.
La humildad admite
Equivocarse es humano. Admitir que hemos errado es un signo de humildad. Como líderes, solemos pensar que admitir errores equivale a debilidad. Pero en verdad es un admirable acto de coherencia y generosidad. Aceptar que hemos hecho algo mal o que no sabemos todo aleja el ego en favor del desarrollo personal y el crecimiento de los negocios. Pedir ayuda no sólo muestra el deseo de aprender sino que empodera a otros para que brillen. Más aún, construye confianza.
Finalmente, la humildad no es por cierto la táctica más glamorosa para el éxito, pero es esencial. Y por fortuna, el mundo de los negocios está despertando al poder y potencial de la humildad.
Fuente:
http://www.entrepreneur.com/article/249412
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