“Estoy convencido de que las cosas materiales pueden contribuir mucho a hacer la vida de uno más placentera, pero básicamente si no tienes muy buenos amigos y parientes por los cuales preocuparte, tu vida estará vacía y triste y las cosas materiales dejarán de tener importancia”. Quien dijo esto refiriéndose al plano de las relaciones personales es el magnate David Rockefeller, pero la idea es perfectamente extrapolable al territorio de los negocios, donde se requiere por igual de relaciones sólidas y perdurables.
No en vano diversos estudios concluyen que desarrollar vínculos saludables con los stakeholders (fuentes de financiamiento, proveedores, trabajadores, accionistas) es vital para cualquier organización.
La importancia de las relaciones se puso de manifiesto recientemente en la Cumbre de Emprendedores de Wharton, realizada en la sede de la escuela en San Francisco bajo la denominación Construir Relaciones Transformadoras. Expositores y miembros del panel, conformado por emprendedores, ejecutivos e inversionistas de Silicon Valley, centraron sus comentarios en el ciclo de vida de una startup y pusieron el acento en las relaciones que deben construirse a medida que la empresa sigue una trayectoria de crecimiento.
Heidi Roizen, socia operativa de Draper Fisher Jurvetson, fue la conferencista principal y definió al entorno relacional como “compañeros de viaje que compartirán el mismo mundo durante mucho tiempo”. Explicó que en su empresa, en lugar constreñir las relaciones a cuestiones meramente transaccionales, “se consideran fundamentales para hacer negocios”.
Roizen se refirió a las premisas indispensables para la creación de relaciones exitosas y mutuamente lucrativas. La primera es “convertirse en una persona a la que se puede ayudar fácilmente”, lo que supone tino y conocimiento para evitar exigencias fuera de lugar con personas a las que recién se conoce. Otro requerimiento planteado por Roizen es el de “liderar con humanidad” al iniciar una relación de negocios. “Nadie, incluso un inversor de riesgo, está dispuesto a hacer negocios con personas que no son de su agrado”, subrayó.
Por otra parte, la ejecutiva mencionó que la mejor manera de comenzar una relación no es con aquello que se quiere, sino “con lo que se puede ofrecer”. Roizen recordó al respecto el caso de un emprendedor que se ofreció a llevarla al aeropuerto para poder conversar con ella. Esto –anotó- tiene nexo con otra idea fundamental: encontrar una forma de hacer que la relación funcione para ambas partes. “Hacer que la torta crezca para todos”, graficó.
Roizen aludió finalmente a la virtud de introducir la “aleatoriedad controlada y descubrimientos afortunados”, lo que muchas veces significa sentarse cerca de extraños. Sobre el particular sostuvo que con frecuencia momentos importantes en la carrera de una persona surgen en tales circunstancias.
Fuente:
http://www.knowledgeatwharton.com.es/article/el-poder-de-las-buenas-relaciones/
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