Fue el arquitecto suizo-francés Charles Édouard Jeanneret-Gris –Le Corbusier para todos los efectos-, quien en 1942 propuso el ideal de ciudad moderna recogiendo las conclusiones de la Carta de Atenas, redactada durante el IV Congreso Internacional de Arquitectura Moderna.
Decía Le Corbusier que en la ciudad ideal sus habitantes debían poder disfrutar a plenitud de aire puro, espacio y sol, condiciones naturales que permitirían que el trabajo pierda el carácter abrumador que suele atribuírsele. Junto con ello, sería necesario propiciar la mejor utilización de las horas libres a través de actividades de esparcimiento y distracción y, en definitiva, la ciudad ideal debía establecer una red de circulación que facilite a cada ciudadano el transporte y la satisfacción de sus diferentes necesidades.
Estas propuestas que en su momento tuvieron un alcance fundamentalmente urbanístico, constituyen hoy en día condiciones necesarias para el desarrollo económico de las urbes. Quien sostiene este planteamiento es Samuel Weil, especialista en gerencia y tecnología en la consultora BlumShapiro. Para Weil, el meollo de la transformación de una ciudad en una ciudad del futuro radica en el impulso económico. “Sin él, las autoridades carecerán de los recursos indispensables para reimaginar sus comunidades”, anota. Desde su perspectiva, el desarrollo económico de largo plazo descansa en tres elementos clave: marca, acciones de valor y transporte. Perder de vista esta triple premisa podría llevar a tomar decisiones oportunistas o equívocas.
Construcción de una marca ciudad
Weil considera que la identificación de una marca ciudad es crucial de cara al futuro. Después de una evaluación minuciosa, las autoridades y organizaciones representativas deberían promover los atributos singulares de la ciudad y desarrollar una imagen que se ajuste a ellos. Al respecto, el experto sugiere que la construcción de la marca de una ciudad costeña difiere de la que puede tener una ciudad industrial. “Una podría buscar atraer turistas en pos de disfrute, en tanto la otra podría tener como target a inversionistas interesados en explotar recursos naturales o construir infraestructura”, explica Weil.
Así, mientras más pronto una ciudad identifique su marca, más pronto también podrá comenzar a manejar su agenda de desarrollo económico.
Acciones de valor para impulsar el desarrollo económico
Todas las iniciativas que tome una ciudad del futuro deben orientarse a producir mejoras en la calidad de vida. Esto supone afinar el telescopio y analizar cada área de potencial desarrollo económico a partir de la consideración de cada individuo. A continuación, algunas de las áreas en que debe fijarse la mirada:
– Arte y entretenimiento. Todo ciudadano necesita de experiencias positivas cercanas a casa. Teatros, salas de música y museos son algunas de las maneras de proveer distracción con el valor añadido de una recompensa cultural. Un distrito con gran actividad cultural y artística tiene posibilidades de crecimiento.
– Recreación. ¿Su ciudad o distrito proveen diversión de manera segura y accesible? ¿Los parques, juegos infantiles, lagunas, gimnasios y otras facilidades recreativas están disponibles para todos sus ciudadanos? Una oferta amplia de espacios de recreación suman atractivo y valor a la ciudad.
– Comercial. Los negocios son la base de las economías municipales. La ciudad del futuro necesita comprometerse con iniciativas de negocio que generen un entorno ideal para las compras y el consumo. Una actitud favorable para el ingreso de nuevos negocios es una manera de distinguir su ciudad de otras.
– Residencial. Contar con facilidades hospitalarias y escolares es vital para asegurar la prosperidad de la ciudad. Por encima de todo, los ciudadanos necesitan sentir que cuentan con el cuidado y el apoyo de sus autoridades
Establecimiento de un sistema de transporte público eficiente
Junto con lo anterior, también debe crearse un sistema de transporte que conecte la ciudad de manera conveniente. Esto no significa que deban diseñarse nuevos planes, sino más bien la ubicación estratégica de centros económicos y destinos habituales a través de la ciudad, de forma que el acceso a ellos sea sencillo. El trazo de un sistema de transporte eficiente evitará a la ciudad incurrir en sobrecostos y hará posible que sus componentes operen de un modo fluido.
Evidentemente, el diseño de estrategias para convertirse en ciudades del futuro es un punto que debería figurar en las agendas municipales de nuestro país, al menos de varias urbes que, con Lima a la cabeza, confrontan las complicaciones de un crecimiento desbordado. Nunca es demasiado tarde.
Fuentes:
http://www.management-issues.com/opinion/7045/economic-opportunities-and-the-city-of-the-future/
http://www.virtual.unal.edu.co/
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