El 5 de junio se celebra el Día Mundial del Medio Ambiente, con el propósito de sensibilizar a las personas sobre los impactos negativos de la contaminación ambiental. Cada año, un país diferente auspicia este evento, y en 2024 el anfitrión será Arabia Saudita.
En los últimos 50 años, esta celebración se ha convertido en una de las plataformas mundiales más influyentes en favor de las causas ambientales. Decenas de millones de personas participan, tanto virtual como presencialmente, en actividades, eventos e iniciativas alrededor del mundo.
El tiempo se agota y la naturaleza está en emergencia. Para mantener el calentamiento global por debajo de 1,5 °C este siglo, debemos reducir a la mitad las emisiones anuales de gases de efecto invernadero para 2030. Si no actuamos ahora, la exposición al aire contaminado aumentará un 50% en esta década, y los desechos plásticos en los ecosistemas acuáticos podrían triplicarse para 2040. Estas no serán las únicas consecuencias; muchas más seguirán.
Es urgente tomar medidas para abordar estos problemas apremiantes, haciendo que el lema «Una sola Tierra» y su enfoque en una vida sostenible en armonía con la naturaleza sean más pertinentes que nunca.
Por esta razón, debemos crear conciencia sobre la gestión de residuos sólidos, cuya inadecuada disposición resulta en la contaminación de los suelos. Según el reporte de Gestión Integral de Residuos Sólidos, elaborado por el Sistema Nacional de Información Ambiental (SINIA), en Lima las cifras de generación anual de residuos han aumentado de 3,16 millones de toneladas en 2018 a 3,73 millones en 2022.
Ante esta situación, es importante seguir las siguientes pautas:
La participación activa y consciente de todos es esencial para enfrentar estos desafíos y proteger nuestro planeta.
Este post es una colaboración de Ing. Margarita Cateriano Calderón, coordinador especialista de la carrera de Ingeniería Ambiental de la Universidad Privada del Norte.
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