Es curioso ver cómo el sector Educación a veces resulta ser uno de los más conservadores y menos proclives a la innovación. Se privilegia la transmisión de conocimientos (conozco) y se descuida el desarrollo de habilidades (sé hacer), la implantación de actitudes (quiero hacer) y la adquisición de valores (hago lo correcto).
Dentro de las aulas aún se puede ver profesores que ingresan y dicen: “apaguen sus celulares que vamos a comenzar la clase”, cuando lo lógico sería que dijeran: “conecten sus celulares, laptops y tablets, que estamos listos para trabajar”.
Siempre hubo distancia entre una generación y la siguiente, pero hoy la diferencia es mayor debido a los avances en internet y en conectividad. La generación millenium, también llamada generación Y (nacidos entre 1982 y 1995) y la generación Z, de los nativos digitales (nacidos entre 1996 y 2005) conocen mejor la tecnología que sus profesores, lo cual genera una disrupción en el aula y la necesidad de enfrentar el reto del aprendizaje de una manera diferente.
La educación del futuro tiene que ver mucho con lo anterior. Tiene que ser una educación centrada en el estudiante y no en el profesor. Es una educación orientada a lograr que el futuro profesional se haga competente, que sea capaz de manejar situaciones y resolver problemas, autónomo, crítico y responsable.
El eje de la nueva educación está en comprender a los nuevos estudiantes, que son movidos, inquietos, impacientes, capaces de hacer varias actividades a la vez y hacerlas bien. Personas con ideas propias, pensamiento crítico y con las herramientas modernas para investigar lo que desean. Cuando toman una bandera, la hacen pública y saben que pueden generar una revolución gracias al poder de las redes sociales y la conectividad. Los estudiantes de hoy se parecen a los estudiantes de ayer en que son apasionados, valientes y quieren cambiar el mundo.
La universidad moderna es la que usa los beneficios de la modernidad y la tecnología para crear espacios de aprendizaje. El mejor profesor se parece más a un entrenador de fútbol que a un maestro. El aprendizaje más eficaz y eficiente es el que se obtiene por medio de prueba y error, aprender haciendo.
La buena noticia es que la educación moderna está al alcance de todas las instituciones comprometidas con sus estudiantes. Las universidades pueden identificar el modelo a seguir (benchmark), lograr el respaldo de expertos nacionales e internacionales y reformular sus planes de estudios de acuerdo a la demanda laboral y a las nuevas competencias profesionales que el mercado exige. Es una maravilla enseñar y aprender en el mundo de hoy. Nunca hemos tenido una tierra más fértil para el aprendizaje si la aprovechamos como es debido.
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