La amistad es un elemento central en la vida social humana. A partir de esto las personas que nos rodean y a las que consideramos nuestros amigos tienen la particularidad de creer en nosotros y de hacerlo no por aquello que podamos hacer por ellas, sino por simplemente fe.
La palabra amistad proviene del latin amicus, amigo, que debe haber derivado de amore, amar. Este es un tipo de relación que se da en diferentes etapas de nuestra vida, que puede originarse en pocos minutos o construirse a lo largo de varios años.
Según diversos estudios realizados en la Universidad de Oregón, los beneficios de la amistad son los siguientes:
Un estudio en la Universidad de Pensilvania encontró que la forma en que calificamos a nuestros amigos está íntimamente relacionada con la forma en que creemos que ellos nos clasifican a nosotros. Es así que los psicólogos Peter DeScioli y Robert Kurzban nos dicen que el ser humano tiende a elegir a sus amistades teniendo en cuenta la posibilidad de ayuda en situaciones de conflicto, en lugar de aquellos que creemos que no nos ayudarán o no se comprometerán con nosotros.
Por otra parte, el afecto tiene un fuerte impacto sobre el bienestar psicológico. Podríamos hablar aquí de felicidad (Universidad de Loyola, Chicago). En este juego las personas están fuertemente influenciadas por la primera impresión. Según un estudio publicado en el Journal of Social and Personal Relationships y realizado por dos investigadores norteamericanos, se comprobó en un grupo de personas que la mayoría podía determinar “a primera vista” como sería la calidad de la relación con la otra persona. Este estudio concluye que los primeros minutos de conocimiento entre ambas personas determinarán el futuro de la relación interpersonal.
¿Consejos para cultivar y fortalecer la amistad? Pues creo que en primera instancia debemos pensar que las amistades no se dan de la noche a la mañana, es decir, hay que ser paciente en la amistad, como en todo tipo de relación social. Seamos sinceros, la sinceridad es muy importante, luego tratemos bien a la gente, destaquemos los rasgos positivos de las personas, seamos abiertos con quien puede llegar a ser nuestra amiga o amigo, respetemos las opiniones, gustos y preferencias de los demás.
Una parte importante es la forma como nuestra comunicación no verbal ayuda a fomentar y cimentar la amistad. Aquí van unos consejos:
Sin duda la amistad es una de las relaciones humanas más hermosas y eternas que existen. En ella las diferencias de edad son poco significativas, tanto como las diferencias económicas o de credos. Lo mismo sucede con las de género, aunque aquí encuentro la dificultad del enamoramiento (situación que se da con cierta frecuencia), mas es posible que dos personas se “amen” sin que los dos sientan atracción física o romántica. Supongo que esta sería la expresión de “amor” más pura. Por eso, “larga vida a la amistad”.
*Este post es una colaboración de David Aranaga Zavaleta, docente de la carrera de Psicología de la Universidad Privada del Norte.
Referencias Bibliográficas:
Bisquerra, R. (2000). Educación Emocional y Bienestar. Barcelona: Praxis.
Bloom, A. (1996). Amor y amistad. 1a. ed. Santiago de Chile: Andrés Bello.
Diener, E. (1994). El Bienestar Subjetivo. Intervención Psicosocial, Vol.3(8).
Seligman, M. (2003). La auténtica felicidad. Barcelona: Vergara.
Sitios en Internet:
http://www.abc.com.py/articulos/
http://spr.sagepub.com/content/early/2015/06/30/0265407515592262.full.pdf+html
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