Nos encontramos en un siglo en el cual los adelantos tecnológicos están marcando la pauta para el desarrollo de las ciencias de la salud en el futuro, trayendo consigo múltiples beneficios y prometedores efectos en la conservación de la vida. Se trata de logros de los cuales el profesional de enfermería no debe ser ajeno, sino que por el contrario debe tomar nota de ellos y capacitarse en adelantos científico – tecnológicos para el cuidado de la salud.
Por lo anterior, las universidades son autoras y hacedoras del perfil profesional para el año 2030, resaltando las competencias en el saber, el hacer y el ser de sus egresados, poniendo a la investigación en el centro de la innovación tecnológica fortalecida por las habilidades sociales, el liderazgo y el emprendimiento, en los que estén inmersos aspectos tecnológicos como la capacidad de interactuar con una máquina, tanto en su manipulación, conservación y programación para el beneficio de la sociedad.
El estudiante que sepa relacionarse con una máquina (diseñar o interactuar en conjunto) para el cuidado y conservación de la salud, representa una figura clave en el mercado actual y futuro. Existen personas que son ajenas a esta forma de pensar, pero somos más quienes creemos que será “la catapulta a la longevidad y bienestar de la humanidad”. Son muchas las familias en las que al menos uno de sus integrantes ya ha experimentado la tecnología para el cuidado de la salud. Un ejemplo claro son los monitores de las salas de emergencia que registran los valores de los signos vitales del paciente (tensión arterial, temperatura y frecuencia cardiaca) para que los profesionales de la salud tomen decisiones y acciones asertivas en pro de su bienestar.
En mi caso, he dado gracias a Dios por la existencia del marcapaso cardiaco artificial electrónico, que al ser implantado en mi abuelita le dio la oportunidad de continuar con vida ya que en su momento tenía el corazón enfermo con latidos muy lentos que podrían podría haberle causado la muerte. Actualmente podemos gozar de su linda compañía en la familia.
Estos y muchos más son ejemplos de cómo la tecnología incrementa la calidad de vida y de confort al resolver problemas de salud. Los directivos de las facultades o escuelas de enfermería debemos contar con una filosofía social y humanista en la que docentes y tutores sean copartícipes de este nuevo paradigma de la tecnología del cuidado en enfermería. De esta manera podremos brindar un cuidado profesional humanizado que evitará que los usuarios se sientan como máquinas y, más bien, puedan recibir atenciones holísticas con calor humano.
Teniendo claro que no existe un punto en que concluya la formación académica e inicie la formación laboral, es aquí y ahora el momento idóneo para generar el cambio y se actualicen los sílabos de enseñanza incluyéndose los aspectos antes mencionados para seguir hacia el 2030 y evaluar los resultados.
*Este post es una colaboración de Margareth Villalobos, coordinadora de la Carrera de Enfermería de la Universidad Privada del Norte.
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