Rehabilitación luego de un accidente cerebrovascular (ACV)

La debilidad muscular y la falta de control de algunos músculos son las principales consecuencias de un accidente cerebrovascular. ¿Qué hacer ante ellos?

Según el Organismo Mundial de la Salud (OMS), 15 millones de personas al año sufren accidentes cerebrovasculares (ACV), de los cuales 5 millones sobreviven pero con algún tipo de discapacidad. A pesar de los grandes avances que se han logrado en torno a la medicina en los últimos años, muchos de los pacientes con ACV no se recuperan del todo debido al grado de la lesión, la demora en el inicio de la fisioterapia (por complicaciones en el estado del paciente) o por desidia y desconocimiento. Es necesario recalcar que la fisioterapia puede iniciarse desde que el paciente se encuentra estable en cuidados intensivos.

Existen dos tipos de accidentes cerebrovasculares: el accidente cerebrovascular isquémico y el accidente cerebrovascular hemorrágico. El primero –conocido también como infarto cerebral- es el más común y se produce cuando una arteria se obstruye, impidiendo el ingreso de sangre al cerebro; mientras que el segundo ocurre cuando una arteria del cerebro se rompe, provocando una hemorragia interna.

Las causas por las que una persona puede sufrir un accidente cerebrovascular van desde los factores hereditarios hasta la obesidad, diabetes y tabaquismo. Pero un último estudio publicado en la revista The Lancet Neurology indica que la contaminación atmosférica puede producir este tipo de accidentes, especialmente en países desarrollados, por lo que recomienda tomar medidas de prevención para reducir el número de casos.

Los efectos más comunes que presentan los pacientes con ACV son la debilidad muscular y la falta de control de algunos músculos. Si la persona afectada se encuentra en casa para seguir su rehabilitación, ten en cuenta los siguientes consejos.

Reubica muebles y objetos de la casa para que el paciente pueda trasladarse sin problemas. Es necesario que el acceso al dormitorio y al baño sea lo más simple posible.
Retira las alfombras ya que pueden ocasionar caídas.
Adquiere implementos recomendados por el terapeuta físico que puedan facilitar el traslado y las actividades cotidianas del paciente.
Ayuda al terapeuta físico y escucha las recomendaciones que te brinde ya que es el que más tiempo pasa con el paciente.

No olvides que el objetivo de la terapia física es ayudar a recuperar en el paciente la mayor parte de funcionalidades posibles, evitar úlceras de presión, posturas viciosas y una mejor calidad de vida.

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