Muchas personas ignoran todas las consecuencias que una mala dentadura puede generar. Esta condición puede ser la causante de males impensados como migrañas, tensión e incluso problemas de postura.
La oclusión dental es el contacto que realizan los dientes superiores e inferiores al cerrar la boca. Los profesionales diagnostican una mordida inadecuada cuando hay espacios entre los dientes, apiñamiento, mordida cruzada y falta de piezas dentarias. Dependiendo del caso, se puede presentar o no un desalineamiento.
Pero, ¿cómo es que una mala mordida puede generar problemas de postura? La respuesta se encuentra en las cadenas que conforman los músculos de nuestro cuerpo.
Los músculos de la boca, sobre todo los relacionados con la masticación, se encuentran ligados a los músculos del cuello y éstos a los del tronco, y así sucesivamente. Una alteración en la mordida puede influir en la posición de la columna, pelvis y pies, generando males como escoliosis, falsas piernas cortas, pies planos, etc.
Además, estas alteraciones ocasionan tensiones musculares, que pueden degenerar en dolores de cabeza que normalmente son confundidos con migrañas.
Para los deportistas este problema se torna aún más grave. Se puede asociar a lesiones como torceduras, distensiones y fracturas. También presencia de mayor fatiga, por el gasto energético que conlleva mantener una postura inadecuada, lo que a su vez hace que la capacidad de respuesta de los músculos disminuya.
Si usted escucha que una mala mordida no solo debe ser revisada por un odontólogo sino también por un fisioterapeuta, no se sorprenda. De hecho, este tipo de problemas deben ser tratados en conjunto por ambos especialistas. Es recomendable que antes de realizarse una ortodoncia se acuda al fisioterapeuta para una evaluación.
*Este post es una colaboración de Rosmy Gagliuffi, coordinadora de la carrera de Terapia Física y Rehabilitación de la Universidad Privada del Norte.
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