Queridos estudiantes,
Los profesionales de la salud tenemos un denominador común: la capacidad de comprender los sentimientos, las emociones y el sufrimiento de nuestros pacientes; así como la voluntad de estar cuando y donde se nos requiera para servir a quienes demandan nuestra ayuda. “Curar pocas veces, aliviar a menudo, consolar siempre” es un viejo aforismo que, a pesar de los grandes avances tecnológicos de la medicina moderna, tiene hoy más que nunca una palpitante actualidad.
Pero esta actitud de servicio y los valores primigenios de nuestra profesión deben ser complementados con un gran esfuerzo para adquirir las habilidades, destrezas y conocimientos que las ciencias básicas y la clínica nos ofrecen para resolver los problemas de salud de nuestros pacientes con profesionalismo, seguridad y calidad. Todo esto demanda una enorme responsabilidad con nuestra formación profesional. Recuerden que desde hoy y por el resto de su carrera ustedes son los únicos responsables de su formación profesional.
La universidad pone a su disposición las mejores herramientas para facilitar el aprendizaje y docentes que los guiarán con su experiencia en el largo pero apasionante camino para llegar a ser los profesionales de primer nivel que nuestro país demanda. Debemos ser agradecidos con nuestros padres que realizan un gran esfuerzo para que seamos personas de bien y no podemos defraudarlos.
Recuerden que muchos jóvenes en nuestro país igualmente talentosos lamentablemente no tienen las oportunidades de las que hoy ustedes disfrutan, por lo que deben aprovecharlas al máximo y hacer su mayor esfuerzo para hacer realidad sus sueños. Estoy seguro de que así será, y pronto nos volveremos a encontrar en un gran abrazo celebrando su graduación. ¡Éxitos en este nuevo semestre que estamos por empezar!
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