A lo largo de nuestras vidas pasamos por una serie de etapas de desarrollo, tanto a nivel personal como familiar. Muchas de ellas suponen cambio y evolución, además de crisis y sufrimiento. La adolescencia es una de las etapas de mayor importancia y junto con una dimensión individual tiene otra familiar, además de la influencia del grupo social más próximo. Por tanto, es determinante en el desarrollo futuro de todo ser humano.
Frente a esta etapa nos preguntamos si existe una adolescencia “normal”. De ser así, ¿cuál es el papel de la familia en esta etapa? ¿Por qué cuesta tanto entender el pensamiento adolescente actual?
Muchas personas que nacieron entre las décadas de 1960 y 1970 se admiran de la manera de vivir y relacionarse que tienen hoy los chicos de 12 a 17 años. Muchos de los que nacieron a partir del año 1995 no imaginan cómo era la vida sin Internet. Ni qué decir de las múltiples configuraciones familiares actuales, muy distintas a las de generaciones anteriores.
Hay tantas maneras de vivir la adolescencia como personas, familias, sociedades y culturas hay en el mundo. Por ejemplo, la adolescencia de un chico de la sierra peruana dista mucho de la de un chico nacido en una comunidad aymara, y aún más de uno nacido en Europa del este. Mientras que para una sociedad la adolescencia significaría mayores responsabilidades, incluso estar preparado para ser padre, en otras culturas es un periodo de experimentación y diversión.
Aunque el mundo está globalizado, la cultura y la familia influyen de manera decisiva en el desarrollo adolescente, por lo que no existe una adolescencia “normal” sino más bien una diversidad adolescente.
La familia juega un rol protagónico en esta etapa. Además de los parámetros sociales y la idiosincrasia cultural, vamos a poner énfasis en las relaciones, creencias, etapas y estructura familiar. No cabe duda que la adolescencia es una etapa dentro del ciclo vital familiar, no es posible concebir un desarrollo adolescente fuera de este contexto. Los padres de hijos adolescentes se enfrentan a diversas situaciones, por ejemplo, afrontar la demanda de permisos para salir con amigos, a fiestas, a viajes y otros eventos. Toparse con la búsqueda de la independencia, no saber qué responder frente a los cuestionamientos que hace el adolescente, aprender a convivir con un periodo en donde desobedecer es una constante en sus hijos, son entre otros los desafíos para los padres. Es una tarea que requiere tolerancia de todos los miembros de la familia.
También en esta etapa surgen diversos problemas. Cada familia desarrolla y afronta sus dificultades de distinta manera. Hay muchas que pueden encontrar la solución por ellas mismas y otras recurren a la ayuda psicológica para saber cómo afrontar las demandas propias de la etapa. Como psicólogos debemos estar preparados para entender que la mayoría de trastornos clínicos o problemas relaciones se deben a las crisis propias de este periodo.
Los choques generacionales, la experiencia personal y la ola de cambios sociales a gran velocidad complejizan el entendimiento de un pensamiento adolescente, sea porque los tiempos están cambiando de manera vertiginosa o porque creemos que se debe medir con la misma vara nuestra experiencia como adolescentes. Aunque es natural la tendencia a generalizar experiencias y prejuzgar lo desconocido y diferente, no debemos perder de vista que una generación no siempre es mejor que otra.
Entonces, ¿Cómo podemos hacer para entender el pensamiento adolescente?
Debemos tener claro que las familias con hijos adolescentes van a vivir crisis (que significa riesgo y oportunidad), se verán obligadas al reacomodo de reglas, creencias, estilos y relaciones. Van a sentir impotencia y satisfacción, es decir, todo lo que sucede cuando un sistema evoluciona. Consideremos entonces que la adolescencia supone crecimiento.
Intentar entender a cabalidad un pensamiento adolescente es una tarea compleja, aunque también podemos intentar ver lo positivo de esta etapa y ser guías para que el adolescente y la familia puedan evolucionar juntos hacia nuevas etapas. Debemos tomar lo útil e inútil, creer en las capacidades sin dejar de ver los problemas presentes y saber que todo proceso de cambio obliga a fortalecer las estrategias de adaptación de un sistema vivo funcional.
A modo de síntesis, tengamos presente que hay tantas adolescencias como familias con hijos adolescentes existen, influenciadas por la sociedad y la cultura en que se desarrollan. La familia tiene un papel preponderante en esta etapa, sea para el bienestar o la patología. Finalmente, es importante estar preparados para tolerar y acompañar a los adolescentes en esta etapa crucial para su desarrollo.
*Este post es una colaboración de Edén Castañeda, coordinador de la carrera de Psicología – campus Cajamarca de la Universidad Privada del Norte.
Etiquetas:
y nos
pondremos en contacto
para brindarte