Hoy en día vivimos plagados de anuncios que promueven la necesidad de poseer bienes como celulares, joyas, autos, propiedades y observamos que la codicia es socialmente promovida como un valor relacionado al éxito de las personas, sin tomar en cuenta las repercusiones que ésta tiene sobre nuestra salud mental.
La codicia es el deseo vehemente de poseer muchas cosas, especialmente riquezas u objetos materiales. No se limita a lo que uno realmente necesita; por el contrario, sus deseos no tienen límites. La persona codiciosa solo se enfoca en tener cada día más y cree que solo las posesiones le darán un lugar en el mundo. Según su pensamiento, el individuo que ostenta mayores bienes vale más y nadie puede poseer más bienes materiales que él.
Algunos profesionales de la salud mental manifiestan que este comportamiento responde a una distorsión de la realidad, que altera la valoración (afecto) de la propia persona y de las que la rodean. Los trastornos mentales se caracterizan por una combinación de alteraciones del pensamiento, la percepción, las emociones, la conducta y las relaciones con los demás.
A partir de la reflexión anterior, si la codicia es un trastorno mental, asoman algunas preguntas: ¿Cómo la evitamos? ¿Qué pautas de crianza debemos seguir para evitar la codicia en nuestros hijos?
Aquí algunas recomendaciones:
Evitemos la codicia en nuestros niños comenzando por nosotros mismos. No se puede enseñar lo que no se practica. El disfrute, junto con la satisfacción personal y colectiva, son el camino para mantener una buena salud mental.
*Este post es una colaboración de Jacquelinee Rojas, coordinadora de la carrera de Psicología de la Universidad Privada del Norte.
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