Cada 10 de setiembre se celebra el Día Mundial de la Prevención del Suicidio con el fin de concientizar a las personas y reducir las tasas de muerte.
Suicidio es aquella palabra que muchos aún no nos atrevemos a pronunciar. Y si nos preguntamos ahora, en el siglo XXI acerca de ello, ¿podríamos brindar una respuesta?
En otro caso, si nos preguntamos cuantas personas han fallecido en el Perú a causa de suicidio, ¿podríamos por lo menos decir algún número estimado sobre ello? Probablemente haríamos silencio, quizá por desinterés en el tema o por el simple hecho de no conocerlo.
Las muertes por suicidio parecen invisibles, casi inexistentes, totalmente desaparecidas de todas aquellas preocupaciones sociales, políticas y educativas que aquejan a nuestro país, incluso de las correspondientes al área de salud. (Andoni Anseán, 2014). En este sentido, la Organización Mundial de la Salud reporta cada año cerca de 703 000 personas que se quitan la vida y muchas más intentan hacerlo.
En el Perú mueren anualmente unas 1000 personas por suicidio y esto se ha convertido en la segunda causa de muerte en jóvenes de 15 a 19 años. No olvidemos que cada suicidio en una persona es un hecho único. En efecto, no podríamos mencionar los motivos ni mucho menos la forma de predecirlo o prevenirlo, pero sí podemos conocer algunos aspectos que pueden disminuirlo, como por ejemplo las señales de alerta verbal y no verbal.
Hemos de considerar señales verbales a los comentarios negativos sobre uno mismo, la vida, el futuro, comentarios sobre el acto suicida, así como las despedidas orales o escritas.
Mientras que las señales no verbales que observaremos serán los cambios repentinos de conducta o carácter, aislamiento, descuido personal, tristeza prolongada y pérdida de interés en cosas antes importantes.
Muchas personas que intentan suicidarse suelen dar avisos de sus intenciones, y es aquí en donde traemos abajo el mito de “aquellas personas que se suicidan no avisan”. Todo lo contrario, pues estas personas son aquellas que emiten señales de alerta, quizá buscando algún soporte por parte de su entorno cercano pidiendo ayuda, pero nadie se da cuenta.
La importancia de conocer las señales de alerta radica en facilitar la detección de riesgos, implementar algunas medidas protectoras antes de que la crisis suicida avance un paso más y tomar decisiones oportunas. La escucha activa y el no juzgar a estas personas juegan un papel muy importante, ya que ayudaría a calmar la angustia que pueden sentir en ese preciso momento.
En el Perú, aún un país con tabúes, hablar de suicidio no es tan importante; informarlo, algunas veces y talvez sólo por morbo. A pesar de ello, estamos a tiempo de generar interés en este tema y no sólo los profesionales de salud mental somos los llamados. Considero que el trabajo debe ser multidisciplinario, que todos trabajemos por cuidar este aspecto tan importante: la salud mental de nuestra población.
Fuente: Andoni Anseán, Suicidios Manual de Intervención y Postvención de la conducta suicida, Madrid 2014
Este post es una colaboración de la docente y psicóloga de la Universidad Privada del Norte, Kathia Olórtegui Prado.
En el marco del Día Mundial de la Prevención del Suicidio te invitamos a participar del webinar Habla Martes: «Un llamado a la vida, prevención del suicidio», que estará a cargo de los psicólogos Marco Miñano y Milena Vásquez. Inscríbete en este formulario AQUÍ
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