El asma es una enfermedad común en los últimos años. Consiste en una inflamación de las vías respiratorias que provoca la obstrucción de éstas, lo que dificulta la entrada de aire a los pulmones. Esta obstrucción es siempre reversible pero existen una serie de factores que desencadenan las crisis de asma, como la humedad, alergias, alimentos, emociones fuertes, humo, etc.
Los síntomas que se experimentan durante las crisis son dificultad respiratoria, episodios de tos que es generalmente seca, sibilancias (silbido en el pecho al respirar), sensación de ahogo y opresión en el pecho. En los niños los síntomas se incrementan por la noche.
¿Qué hacer para prevenir las crisis?
El tratamiento de fisioterapia respiratoria ayuda a disminuir los síntomas. Esto no quiere decir que sustituya a los fármacos, lo que intentamos es favorecer la llegada eficaz de la medicación a los alveolos y ayudar a estabilizar las crisis, estimular la movilización de secreciones para su expulsión, evitando los procesos inflamatorios recurrentes para mejorar el patrón ventilatorio.
El tratamiento de fisioterapia respiratoria debe realizarse durante y en los periodos intercrisis. Consiste en ejercicios respiratorios que ayudarán a trabajar la musculatura pectoral, mejorando el ingreso y salida de aire, además del uso de maniobras kinésicas que permitan la expansión adecuada de los alveolos, movilización y expulsión de secreciones.
La fisioterapia le brinda al paciente mejor calidad de vida disminuyendo las crisis, el uso de medicación, las ausencias laborales, escolares y las restricciones que genera esta enfermedad, y algo muy importante, los impulsa a reinsertarse en la práctica deportiva.
*Este post es una colaboración de Rosmy Gagliuffi, coordinadora de la carrera de Terapia Física y Rehabilitación de la Universidad Privada del Norte.
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