La pandemia nos ha adelantado el futuro en muchos sentidos. Inclusión, flexibilidad y autonomía con la asistencia de soportes tecnológicos serán las características de los sistemas educativos.
De manera inesperada, la pandemia y la necesidad de adoptar medidas de protección ha ocasionado y ocasionará cambios trascendentales en usos y prácticas que hasta hace poco teníamos por habituales. Los sistemas educativos no han sido ajenos a esta oleada que en opinión de los expertos plantea los retos más grandes desde la Segunda Guerra Mundial.
¿Cuáles eran los principios y métodos educativos predominantes anteriores a la aparición del coronavirus? ¿Qué transformaciones se venían planteando como inexorables en el terreno de la pedagogía? ¿La pandemia de COVID marca una frontera entre la enseñanza tradicional y los nuevos modelos bajo premisas de inclusión, flexibilidad y autonomía asistidos con soportes tecnológicos?
Veamos. En el ámbito de la educación se delibera desde hace años acerca de la necesidad de emprender cambios que permitan sintonizar los procesos de enseñanza-aprendizaje con los tiempos actuales. Recordemos que durante un siglo o más se han manejado modelos educativos asociados a la producción industrial que podemos considerar caducos. Hoy en día debemos asumir que las personas pueden educarse de diferentes maneras y en diferentes espacios.
En esa dirección, hay innovaciones impostergables y en el gremio académico existe consenso respecto a que la educación remota representa una alternativa importante para transformar los procesos formativos bajo las premisas que hemos mencionado. Ciertamente, ha sido el recurso para que millones de estudiantes de todo nivel continúen estudiando durante el confinamiento. Ahora bien, no podemos soslayar que aún se oponen reparos a los sistemas digitales, sobre todo relativos a los problemas de accesibilidad de poblaciones que no disponen de los dispositivos tecnológicos, así como al aprovechamiento de los contenidos por los escolares. Sin embargo, estas brechas son perfectamente subsanables mediante compromisos y propósitos compartidos.
Es probablemente en el espacio universitario donde la educación virtual ha tenido mayor acogida y ha podido demostrar sus bondades en función a una pedagogía moderna, lo que es ratificado por especialistas mundiales.
Andreas Schleicher, director de Educación en la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), ha señalado que “en el pasado el saber se recibía, pero de ahora en adelante tiene que generarlo quien vaya a utilizarlo. El pasado era jerárquico; el futuro será colaborativo y reconocerá que tanto docentes como estudiantes son cocreadores”.
A su turno, Mary Guinn, asesora de Unesco en Educación para América Latina y el Caribe, ha manifestado: “Antes de la pandemia, la tecnología era considerada esencial para el desarrollo del sector educativo, lo que en la actualidad es más patente que nunca. Más que en otros momentos de la historia hay importantes avances en la educación a distancia a través de la utilización de nuevas tecnologías”.
Luego de anotar estas perspectivas, creemos que las circunstancias actuales permiten confirmar que los cambios iniciados y por iniciarse en el plano de la educación van en la dirección correcta. Si lo que teníamos hacia adelante eran sistemas educativos inclusivos de amplio alcance, simplemente podemos decir que la pandemia nos ha adelantado el futuro.
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