Para formar jóvenes exitosos no solo es necesario el conocimiento. Es indispensable templar su carácter y enseñarles a disfrutar del camino al éxito con todos sus defectos y virtudes.
La educación en el colegio, en la universidad o en el instituto, no es suficiente para formar jóvenes exitosos y felices. Es solo un elemento que se encarga de hacer fluir el aprendizaje, el conocimiento y lo que los chicos traen de casa. En muchos casos logran que este conocimiento fluya armoniosamente, pero ¿qué necesitan los centros de educación para completar esta formación de jóvenes exitosos?
Se necesita, sí o sí, de la participación de los padres para trabajar juntos en el futuro de sus hijos. Ambos protagonistas deben entender que el aprendizaje nunca acaba, que estamos listos para aprender de todo y de todos durante toda la vida.
Para que ello suceda, necesitamos que las familias y, principalmente, los padres trabajen en templar el carácter de los hijos. Los profesores y los padres son esos maestros que requieren los jóvenes para ser “instrumentos” y deleitar con sus notas musicales al mundo entero.
Les contaré una historia para que sea más ilustrativo el ejemplo: “Cuentan que un hombre tocaba un violín en la plaza, tocaba y tocaba pero la gente no se detenía a escucharlo, porque la verdad su melodía no era la mejor. Otra persona, luego de escucharlo, se acerca a él y le pide dejarle tocar el violín y acepta. Este coge el violín y lo mira detenidamente, lo limpia con su propia camisa y empieza a afinarlo, a estirar una cuerda y aflojar otra, acerca su oído al violín para escuchar mejor el sonido, y seguía ajustando y aflojando las cuerdas. Hasta que en un momento lo acercó y empezó a tocar. La melodía sonaba tan linda que la gente fue poco a poco acercándose para escuchar y disfrutar de las notas que salían de ese violín afinado”.
A veces, nuestros hijos -como ese violín- no desprenden grandes melodías por más que queramos y es que necesitan de un gran maestro que los guíe y esos maestros son sus docentes que los apoyen con sus propias experiencias y los escuchen. En esta ardua tarea también es muy importante la intervención de los padres.
Démonos cuenta que ese proceso de afinamiento del violín duele y duele bien. Ajustar las cuerdas, afinarlas, soltarlas y volverlas afinar equivale a poner las normas en casa y hacer que se cumplan, a ser estricto pero a la vez cálido y amoroso; a ser cercano pero no cómplice, a ser padre, no amigo. Ser un gran instrumento de la vida y tocar hermosas y exitosas melodías no es sencillo requiere de templar las cuerdas, de templar el carácter.
No se pueden formar jóvenes exitosos y felices si no se afinan las cuerdas de sus hermosos instrumentos que son sus hijos, ayúdenlos a templar esas cuerdas para que broten la mejor de las melodías, ayúdenlos a templar su carácter.
¿Y cómo logramos templar el carácter de nuestros hijos?
De muchas formas. En esta oportunidad hablaremos de una: enseñar a nuestros hijos a desarrollar la capacidad para resolver problemas. ¿Y cómo ayudarlos a desarrollar la capacidad para resolver problemas? Muy sencillo: No resuelva todos sus problemas.
Deje que él asuma sus propias decisiones y solucione sus propios problemas de acuerdo a su edad. No lo deje solo pero, por favor, no lo abrume con sus cuidados, pues él ya puede caminar solo. Déjelo, pero no lo descuide, mírelo y apóyelo ahí, donde vea que lo que usted le enseñó ya no es suficiente. Nadie logra metas exitosas sin sacrificio (sin sufrimiento).
¿Alguien se imagina un campeón de atletismo a quien nunca le dolieron los músculos de las piernas de tanta práctica, o un exitoso nadador que nunca tuvo ardor y dolor de espalda brazos de tanto entrenamiento?
Con mucha pena puedo observar, a veces que los estudiantes piensan que esfuerzo equivale a subirse a un bus, cargar una maqueta o caminar unas cuantas cuadras; veo también como exigen a sus padres movilizarse en taxis, adquirir aparatos tecnológicos ostentosos cuya ausencia bien podrían calmar la economía familiar. Estos jóvenes están muy preocupados por lo que llevan puesto, olvidando trabajar y desarrollar lo que llevan dentro. Ellos no resuelven sus problemas actuales, pues viven totalmente “cargados” por sus padres. Estos jóvenes no se están preparando para ser exitosos y felices.
El éxito requiere esfuerzo, el esfuerzo requiere enfrentarse a situaciones críticas, enfrentar retos y encontrar sus propias respuestas. Los invito a reflexionar sobre cómo están colaborando en templar el carácter de sus hijos, en cuanto le están permitiendo seguir el camino al éxito y la felicidad.
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