Poca gente parece reparar en lo importante que resulta contar con un entorno propicio para la residencia y por supuesto para el trabajo. Particularmente en el Perú, el crecimiento urbano deja muy poco o ningún espacio al paisaje natural, llámese árboles, jardines y parques, generando no solo un ornato desangelado sino también efectos nocivos en la salud.
En efecto, un reciente artículo de Fast Company señala que si las personas quieren sentirse más saludables, un vecindario profuso en árboles puede hacer una significativa diferencia. Son varios los estudios que han demostrado que vivir en medio de un entorno verde hace a la gente más feliz y segura y que el verdor puede ayudar a reducir males como el asma gracias a su capacidad para neutralizar la contaminación.
Por otra parte, una investigación encontró que vivir en una calle con diez árboles en promedio puede devolver siete años de vida, lo que en términos monetarios equivaldría, en Estados Unidos, a tener un ingreso extra de US$ 10,000 anuales.
“Es necesario cuantificar la relación entre árboles y salud dado que el tamaño de esta asociación admite comparaciones con factores de ingreso y edad”, refiere Omid Kardan, un estudiante de doctorado en la Universidad de Chicago y director del citado estudio. “De esta manera los planificadores tendrán una mejor aproximación a esta relación y esperamos que la consideren en el desarrollo urbano y en las políticas públicas de salud”, complementa.
El estudio concluye que a mayor número de árboles en una cuadra, menor el número de personas con obesidad, diabetes o enfermedades cardíacas. De igual modo, son personas que se sienten mejor consigo mismas.
Los árboles a lo largo de la ciudad parecen ser de más ayuda que los árboles de jardines interiores y parques, así como los árboles que permanecen verdes durante la mayor parte del año y los de mayor altura resultan más beneficiosos.
Las bondades de los árboles provendrían de sus virtudes para reducir la polución, aliviar el estrés y propiciar una vida activa en base a ejercicios. Sembrar al menos diez árboles en una cuadra sería de este modo la forma en que las ciudades podrían contribuir a mejorar la salud de sus residentes. A la larga resulta también menos costoso que cubrir gastos por enfermedades.
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