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Cada mes de octubre, las calles de Lima y de otras ciudades del Perú se tiñen de color morado para rendir homenaje al Señor de los Milagros. Es una festividad, que atrae a miles de creyentes, es una manifestación de fe que va de generación en generación.
La devoción del Señor de Pachacamilla no solo es un símbolo de espiritualidad, sino también parte de la tradición cultural. En esta nota, prepárate para conocer las principales costumbres y tradiciones que hacen de esta celebración una experiencia única e inolvidable:
La venerada imagen del Señor de los Milagros es llevada en solemne procesión por las principales calles de Lima y otras ciudades del Perú y el mundo, atrayendo a millas de fieles que participantes con profunda devoción.
Las fechas más importantes del recorrido son los días 5, 18, 19 y 28 de octubre, además del 1 de noviembre, cuando la imagen vuelve a salir para su despedida. Durante estos días, la procesión congrega a multitudes, muchas de ellas vestidas de morado, quienes acompañan la imagen con rezos, cánticos y plegarias, rogando por milagros y agradeciendo favores concedidos.
Los devotos del Señor de los Milagros visten el hábito morado, símbolo de penitencia, fe y devoción profunda. Esta prenda está compuesta por una túnica larga y un cordón blanco atado a la cintura. Los fieles, al vestir este hábito, renuevan su fe cada año expresando agradecimientos por las peticiones y bendiciones recibidas.
El color morado tiene un significado especial en la liturgia cristiana, asociada a momentos de reflexión y sacrificio. Esta tradición se remonta a la época colonial, cuando surgió la Hermandad del Señor de los Milagros, fundada por los esclavos africanos que vivían en Lima.
En octubre, las comunidades y familias decoran sus hogares y calles con altares, globos, imágenes y flores en honor al Cristo Moreno. Las vías por donde transcurre la procesión se cubren con coloridas alfombras, como un acto de devoción y respeto hacia el Señor de los Milagros, este gesto simbólico refleja el profundo compromiso de los fieles con la tradición y su deseo de rendir homenaje a una de las expresiones más importantes de la fe católica en el Perú.
En el mes morado es tradicional disfrutar del Turrón de Doña Pepa, un postre emblemático que tiene sus raíces en la devoción al Señor de los Milagros. Este turrón se elabora con barras de masa dulce cubiertas de miel, decoradas con grageas de colores, y es una delicia infaltable para los fieles durante la procesión. En la actualidad, el mercado ofrece una variedad de sabores que endulzan el paladar tanto de quienes participan en la procesión como de aquellos que lo disfrutan desde casa.
Durante el mes morado , se celebran numerosas misas y novenas en las iglesias, siendo el Santuario de Las Nazarenas en Lima el epicentro de la devoción, ya que allí se resguarda la imagen del Señor de los Milagros. Miles de fieles acuden desde temprano para asegurar un lugar y participar en las ceremonias religiosas, con el deseo de expresar su gratitud por los milagros recibidos y renovar su fe. Estas misas no solo son actos de agradecimiento, sino también momentos de profunda conexión espiritual y esperanza para quienes participan.
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