Con frecuencia muchas personas que se desarrollan dentro del ámbito audiovisual, al tener sus primeros encuentros con el reportaje y el documental, no logran definirlos o por lo menos diferenciarlos ya que estos géneros comparten muchos elementos dentro de sus estructuras.
Si bien el reportaje es un género que empieza a tener presencia visual a mediados de la segunda guerra mundial, su desarrollo oral y escrito venía dándose desde el nacimiento del periodismo. Visualmente nace en las pantallas de las grandes salas de cine y posteriormente toma su propio rumbo dentro de la pantalla chica con el advenimiento de los años 50.
Por su parte, el documental es un género cinematográfico que empezó a ser reconocido y recordado por la obra de quien es considerado el primer documentalista, Robert Flaherty, tras la realización de Nanook en 1922. Aunque podríamos decir que los hermanos Lumiere, quienes presentaron el cinematógrafo en 1895, eran aplicados documentalistas, pues de modo experimental realizaron registros de hechos cotidianos en diferentes lugares de Europa.
Primero lo primero. Es imposible pasar por alto algunas características que comparten reportaje y documental antes de diferenciarlos. Usan la misma escala de planos, ambos requieren de una investigación y preparación que suele apelar a la entrevista y los dos buscan la forma de narrar o informar un hecho usando la recreación y el material de archivo.
Teniendo en claro los puntos que los vincula, definamos los rasgos que los hace únicos y especiales.
Comencemos por decir que el reportaje es considerado un género periodístico. Su fin es informar un hecho o acontecimiento de la forma más objetiva posible, esto en base a un hecho noticioso de trascendencia pero sobre todo actual y de interés. La forma en que se cuentan los hechos es muy dinámica pero destaca el que pese a la investigación y preparación que demanda, no deja de ser en esencia superficial, ya que se trata de responder a una sola línea o a un solo objetivo.
Mientras tanto, en la otra esquina el documental es un género cinematográfico por antonomasia. Es por ello que su objeto último no solo es informar, sino que también posee una función cognitiva: el documental puede educar. No tiene la obligación de comunicar algo actual ni de forma objetiva a diferencia de su primo. El documental puede ser totalmente subjetivo y emplear recursos artísticos, llegando a ser ficticio pese a utilizar elementos, personas y hechos reales. El documental es más personal e íntimo tanto para el director cómo para los personajes, quienes son observados desde la intimidad de sus vidas.
*Este post es una colaboración de Michael Helfer, docente de la Facultad de Comunicaciones de la Universidad Privada del Norte.
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