Aunque tienen un sonido similar, actitud y aptitud no significan precisamente lo mismo. Son, más bien, dos condiciones complementarias que toda persona requiere para tomar decisiones y llevar adelante un proyecto determinado.
Por actitud se entiende la disposición de una persona a comportarse u obrar. A su vez, aptitud viene a ser la capacidad que tiene una persona para realizar adecuadamente una actividad, función o servicio.
Tanto las actitudes como las aptitudes tienen un componente congénito; es decir, parte de ellas las tenemos al nacer. Pero, de igual modo, ambas se van delineando a través de las diferentes etapas de una vida.
El carácter complementario de las actitudes y aptitudes se ponen de manifiesto al escoger una carrera. Por ello, será muy importante que realices una evaluación minuciosa de unas y otras para que tu formación profesional tenga el mayor éxito posible.
Así, por ejemplo, si hay una carrera que te apasiona y divierte, a la que piensas dedicarte en cuerpo y alma y sobre la que no tienes la menor duda respecto a tu vocación, ello se debe a que tu actitud está en consonancia con ella. Te sentirás muy motivado para estudiarla y al concluirla tu satisfacción será muy grande.
Por otra parte, si sientes además que reúnes las habilidades para esa carrera, es porque tus aptitudes están alineadas con ella. A modo de ejemplo, si eres bueno con el razonamiento y la solución de problemas, tus posibles carreras serán Ingeniería, Contabilidad y otras similares.
Una actitud positiva y confianza en tus aptitudes son la clave para triunfar en la vida.
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