¿Cómo podemos prepararnos para afrontar este enorme desafío? Nuestro director nacional de la Facultad de Ciencias de la Salud , Manuel Mayorga, resuelve esta y otras interrogantes sobre el sistema de salud mental.
Los problemas de salud mental son la primera causa de vida saludable perdida y se estima que por cada 1,000 peruanos se desperdician alrededor de 33 años. Por el lado de la oferta profesional, solo contamos con 9 psicólogos (el promedio en Sudamérica es de 50) y 3 psiquiatras por cada 100,000 habitantes.
Ahora bien, ¿cuáles son los problemas de salud mental que afectan a nuestros compatriotas? La ansiedad, la depresión (que puede llevar al suicidio), las adicciones, las psicosis y las sociopatías son las más evidentes. Sin embargo, es probable que estas patologías representen solo la punta del iceberg de problemas más profundos y menos visibles que agobian a nuestra sociedad, como trastornos alimentarios (incluyendo la obesidad), violencia en todas sus formas (familiar, de género, sexual, bullying), discriminación, racismo y conductas transgresoras respecto a las reglas de convivencia en sociedad.
Por otro lado, a partir de la experiencia de anteriores pandemias sabemos que en el futuro inmediato vamos a enfrentarnos a una tercera ola de enfermedades crónicas desatendidas y una cuarta ola de problemas de salud mental como consecuencia del confinamiento domiciliario, el distanciamiento social, la pérdida de seres queridos, de empleo y/o las nuevas reglas de convivencia social.
¿Cuáles son estos problemas que debemos prevenir o mitigar? La depresión (incluyendo el suicidio), ansiedad crónica, confusión y enojo, estrés postraumático, alcoholismo, farmacodependencia y desgaste profesional. De otro lado, los expertos en ciencias del comportamiento han identificado las habilidades cognitivas y emocionales que tendremos que desarrollar para salir ilesos de esta cuarta ola: autocontrol, inteligencia emocional, creatividad, compasión, altruismo, pensamiento sistémico, inteligencia colectiva y flexibilidad cognitiva.
Es importante saber cómo podemos prepararnos para afrontar este enorme desafío. La estrategia actual del MINSA tiene como eje central a los “centros de salud mental comunitarios”, lo que ha sido un gran avance al trasladar la oferta de servicios del hospital a los establecimientos de salud del primer nivel de atención, donde es posible prevenir o resolver la mayoría de estos problemas.
Sin embargo, la prestación ambulatoria en el primer nivel sigue siendo pasiva (a demanda o por referencia), principalmente enfocada en la prevención terciaria, el diagnóstico y tratamiento precoz de enfermos para evitar complicaciones. Esta es la razón por la que deberíamos repensar la estrategia para poder intervenir mucho más temprano, poniendo el énfasis en la prevención primaria (evitar que una persona sana enferme) y la prevención secundaria (detección precoz de factores de riesgo y/o signos de alarma).
¿Hacia dónde deberíamos volver la mirada en este nuevo enfoque? Consideramos que las escuelas de la Educación Básica Regular (EBR) (cerca de 108 mil a nivel nacional siendo el 80% públicas) podrían ser la nueva “puerta de entrada” al sistema de salud debido a que los estudiantes representan una población “cautiva” a la que podríamos hacer seguimiento continuo a lo largo de los 12 años de la EBR (inicial, primaria y secundaria) impactando positivamente en los niños y adolescentes, su núcleo familiar y las comunidades.
De hecho, la Ley 30797 “Ley que promueve la educación inclusiva” establece que debería existir por lo menos un psicólogo en cada institución educativa. Sin embargo, en un reciente Informe de Contraloría luego de evaluar 2,560 colegios públicos se encontró que 9 de cada 10 colegios no cuentan con este profesional de la salud.
El reciente DL 1490 «Fortalecimiento de los alcances de la telesalud» nos proporciona las herramientas para utilizar las TICs en la orientación y atención a distancia priorizando la promoción de la salud, la prevención primaria y el desarrollo de aquellas competencias emocionales y cognitivas necesarias para mitigar el impacto social del COVID-19.
Nuestros internos de psicología UPN junto con sus docentes en alianza con la Municipalidad Metropolitana de Lima tendrán a su cargo el primer centro de salud mental “virtual”, utilizando este nuevo enfoque, en un esfuerzo conjunto que busca contribuir a cerrar esta brecha sanitaria, como parte de nuestra responsabilidad social universitaria que es el centro de nuestro propósito como universidad.
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