Solo en el 2000, el sarampión ocasionó más de un millón de muertes en todo el mundo.
El alcalde de Nueva York declaró a la ciudad en emergencia sanitaria por un brote de sarampión luego de la confirmación de 285 casos, la mayoría concentrados en la comunidad judía ortodoxa residente en el barrio de Williamsburg de Brooklyn. Se ha ordenado la vacunación masiva obligatoria y quienes no acaten esta disposición recibirán multas de mil dólares y prisión efectiva por quince días. La mayoría de los casos corresponden a menores de 18 años, todavía no se han reportado muertes, pero sí complicaciones, incluyendo 21 hospitalizaciones y cinco ingresos en la unidad de cuidados intensivos (UCI).
Pese a que la vacuna es altamente efectiva al 97 % (la Organización Mundial de la Salud -OMS- estima que entre los años 2000 y 2016 se evitó 20,4 millones de muertes en el mundo), segura y barata (el costo de vacunar a un niño es menor a $1 USD). No deja de llamar la atención la aparición reciente de brotes en varias partes del mundo, incluyendo países donde se había erradicado hace muchos años.
Por ejemplo, en Inglaterra la enfermedad reapareció en 1998 luego de la publicación de un estudio fraudulento que sugería un vínculo entre la vacuna MMR (“triple viral” contra el sarampión, rubeola y paperas) y el trastorno del espectro autista (TEA). Y aunque la comunidad científica denunció el fraude, la publicación fue retirada de los repositorios bibliográficos y se sancionó severamente al autor del artículo impidiéndolo ejercer la medicina en Gran Bretaña, este hecho ocasionó el surgimiento de los llamados “movimientos antivacunas” que han cobrado fuerza especialmente en Europa (Francia, Grecia, Italia y Eslovenia) y contribuido a que desde el 2016 el número de casos aumenten en el mundo en más de un 30%.
En la mayoría de los casos el sarampión es una infección viral benigna que produce síntomas como fiebre, malestar general y “manchitas rojas” en la piel autolimitándose en una semana. Sin embargo, es altamente contagioso (se transmite rápidamente por vía aérea con la tos y estornudos) y pueden ocurrir complicaciones graves especialmente en niños menores de 5 años y adultos mayores de 30 años que contraen la enfermedad por no haberse vacunado en la niñez. Las complicaciones más temidas y potencialmente mortales son la inflamación del cerebro (encefalitis) que puede llevar al coma y la neumonía grave a la insuficiencia respiratoria con la necesidad de usar un respirador mecánico en la UCI. Las mayores tasas de mortalidad (casi del 30%) ocurren en países subdesarrollados, en lugares donde existe un conflicto bélico o escasez generalizada de alimentos.
En Perú, el sarampión se consideraba erradicado desde hace 18 años (2001) pero el 2018 se confirmaron una docena de casos, muchos de los cuales fueron importados de otros países (Venezuela, Brasil) y otros tantos fueron considerados autóctonos (Callao y Puno). La reciente emergencia sanitaria debe encender todas las alertas en nuestras fronteras porque ahora los virus viajan en avión, incluso en bussiness class. También es una oportunidad para reflexionar e informar a nuestros compatriotas sobre la importancia de las vacunas para prevenir la reaparición de enfermedades que en el pasado han devastado poblaciones, incluso civilizaciones. La educación es la mejor vacuna contra la ignorancia.
*Este post es una colaboración de Manuel Mayorga Espichán, director nacional de la Facultad de Salud de la Universidad Privada del Norte.
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