Discurso del Rector Andrés Velarde a los graduados UPN 2015

“Queridos jóvenes,

Un egresado de la UPN debe ser el dueño de su propio destino; nadie debe tomar decisiones trascendentes por ustedes. Su destino no es delegable, su destino les pertenece !

Comencemos por el principio: hoy día están todos y cada uno de ustedes en esta ceremonia de graduación, no por una casualidad del destino; han llegado aquí como consecuencia de su esfuerzo, su dedicación y su perseverancia; han llegado, porque decidieron hacer lo necesario, porque la consecuencia de sus actos los trajo hasta aquí, ahora.

Algunos de ustedes ya están trabajando, otros lo harán pronto. Las decisiones que deberán tomar son cada vez más difíciles.

En la universidad, los profesores les ayudaron a guiar sus elecciones y fue relativamente fácil saber qué acciones eran buenas y cuales eran malas; ahora enfrentan la vida real, donde existen muchos colores grises y son sólo ustedes, quienes deberán, ayudados por su propia conciencia, elegir.

… y no solo deben elegir entre las opciones que creen que tienen, se trata de buscar y conseguir. Si fuera un tema de elegir sería más fácil, lo complicado es buscar algo más y no quedarse conformes con hacer más de lo mismo.

No se conformen, no se acostumbren a entrar en una zona de confort, disfruten de sus éxitos, pero no se queden atrapados en la complacencia que ellos traen, supérense constantemente.

A la hora de tomar decisiones, es preciso pensar en cómo afectan esas decisiones a todos los involucrados y pensar también si tomarlas hará una diferencia en el tipo de persona que ustedes quieren ser.

Existen dos preguntas que los pueden ayudar a tomar buenas decisiones en momentos difíciles:

  1. La primera es: ¿A mí me gustaría que otro actúe de esta manera?
  2. Y la segunda es: Si todas las personas actuaran así, ¿el mundo sería un lugar mejor o un lugar peor?

Cada vez que sometemos una posible acción a realizar a estas dos preguntas, tendremos mayor claridad para desenvolvernos.

Luchen por conseguir sus nobles deseos, no se dejen embriagar por las ofertas fáciles, que muchas veces son fruto de la inmadurez de los mayores.

Parece mentira, pero el mundo de hoy tiene la tecnología y los bienes necesarios para acabar con la pobreza y generar una paz duradera, pero estamos muy lejos de conseguirlo… y eso no está bien.

Nuestro trabajo se centra en devolver la esperanza, corregir las injusticias, mantener la fe en los compromisos, contribuir a crear un mundo mejor.

Ustedes son privilegiados y pueden hacer la diferencia, ustedes han tenido una formación universitaria de calidad, como pocos.

Pero para hacer la diferencia, tienen que comenzar por transformar su propio interior, deben transformarse para transformar el mundo; como decía san Agustín, “nadie puede dar lo que no tiene”.

Hoy ustedes también tienen un bien precioso, un bien de lujo que conservarán prestado sólo por un tiempo: la juventud!    La juventud, divino tesoro.  Esa juventud que muchos en esta sala ya no tenemos y que genera en ustedes, graduados, el brío, la fuerza y la potencia necesarios para enfrentarse a los retos más grandes, por imposibles que parezcan.

La juventud, unida a esa determinación que han mostrado ustedes para estar hoy día en esta sala, hará que ustedes cambien el país y lo conviertan en un lugar mejor.

Estimados egresados, no tengan miedo a la verdad. Es la base para la transformación; la verdad les permitirá mejorar día a día.

Muestren ustedes su propia verdad de una manera clara y sencilla y compártanla con los demás.

Sean sinceros consigo mismos, no se engañen ni pretendan engañar a los demás.

No teman a las malas noticias, ellas son sólo oportunidades para resolver problemas.

Sean transparentes, déjense medir, traten de tener muy pocos secretos, usen pocas llaves, pocas contraseñas y no tengan nada que esconder. Que su vida sea como un libro abierto, déjense leer.

Busquen lo simple, no se compliquen, no guarden muchas cosas, regalen lo que no les es esencial.

La responsabilidad es un valor que está en la conciencia de cada uno de ustedes; un valor que les permite reflexionar, orientar, administrar y valorar las consecuencias de sus actos.

La responsabilidad tiene que ver con la rendición de cuentas, reconocer y asumir como propias las consecuencias de los actos, los productos, las decisiones y las políticas de cada quien.

La persona responsable no sólo tiene la virtud de tomar decisiones de manera consciente, sino también de asumir las consecuencias de esas decisiones, así como responder por ellas frente a terceras personas, en cualquier momento.

Es cierto… las consecuencias de nuestras decisiones y de nuestros actos nos persiguen. Eso es lo normal, así debe ser y así será.  Es por ello que deben ustedes tomar buenas decisiones y actuar en consecuencia. Nunca se escondan detrás de la multitud, háganse cargo, tomen las riendas, crucen el río.

Sean siempre conscientes de las consecuencias de sus actos y que esa conciencia los refrene algunas veces y otras veces les dé alas.

Cuando necesiten, consulten.

Consulten con la almohada, consulten con su pareja, con sus padres, con sus amigos, con las personas que quieren.

Cuando se trate de decisiones difíciles, pongan algo de tiempo para dar espacio a su corazón y a su cerebro para procesar las posibles consecuencias y tomar una mejor decisión.

Como diría el Principito: eres responsable por lo que has cultivado. Eres responsable de tu rosa.

Asuman la responsabilidad, no como una carga pesada, sino como la capacidad de dar respuesta por sus propias acciones y  como la habilidad para ponerle toda  la razón y el corazón en todos sus  pensamientos, sentimientos, actitudes y  acciones.

Cumplan con todos sus compromisos laborales, familiares, personales y colectivos. Háganse responsables, no sólo por lo que hacen, sino también por aquello que dejen de hacer.

Ser responsable requiere coraje… y el coraje requiere valor… y el valor no significa no tener miedo, sino tomar decisiones difíciles a pesar del miedo que nos puede dar enfrentar las consecuencias.

Ustedes son los dueños de su propio destino. Solo ustedes!

Sus actos definen, poco a poco, lo que ustedes son.

Acostúmbrense a hacer del cumplimiento de su palabra un hábito. Como dirían de Mahatma Gandhi … “entre lo que piensa, dice y hace, no hay diferencia”.

No subestimo la dificultad que conlleva hacerse responsable,  pero los aliento en este esfuerzo.

La responsabilidad es un dolor de cabeza que te ayuda a ser mejor.

Que Dios los bendiga!”

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