¿Cómo evitar el uso de palabras “baúl” o “muletillas”?

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Imagen: Daniel Colombo

¿En alguna ocasión te ha pasado que quieres explicar algo pero no sabes cómo? Sabes la respuesta y tus neuronas están trabajando al ciento por ciento para encontrar las palabras adecuadas pero no las encuentras. Dentro de ellas, se producen en milésimas de segundos unas chispas eléctricas para encontrar la respuesta y al final de todo el esfuerzo solo dices: “es una cosa”.

La palabra “cosa” es un sustantivo llamado baúl o comodín, y suele ser un término empleado frecuentemente para referirse a objetos muy diversos, pero como consecuencia de ello el mensaje que incluye a esta palabra resulta impreciso. Algunos de los ejemplos más resaltantes que podríamos mencionar son: “Pon tus cosas aquí”, “No repitas esas cosas“, ¿Qué cosa quieres?,  “La música es una cosa que te entusiasma”, ¡Cuántas cosas sabe!, “No es cosa fácil resolver ese problema”.

En estas oraciones la palabra “cosa” alude a realidades muy distintas a las cuales el hablante podría referirse con mayor exactitud si utilizara la palabra adecuada de acuerdo al contexto que desea transmitir.

Frente a esta situación, Fernando Lázaro (1981) destaca que “algunos de los rasgos del código restringido se producen por una limitación cuantitativamente considerable de un número de vocablos, escaso empleo de palabras sinónimas, entre otros”. (p. 435)

Del mismo modo que con el sustantivo “cosa” se suelen emplear abusivamente unos pocos verbos. Entre los verbos baúles se pueden mencionar especialmente “hacer”, “tener”, “poner”. Algunas de las oraciones más comunes son: “Hizo un edificio en pocos días”(construyó), “Hizo una poesía en pocas horas”(compuso), “El violinista hizo música clásica” (interpretó, ejecutó, compuso), “Tiene la plata en el banco” (guardar, depositar), “Pon tu dirección acá” (escribe, anota), “Tuvo éxito gracias a su esfuerzo” (alcanzó, logró), “Todavía tiene la corbata que le regalé” (conserva, guarda, usa).

En términos económicos podría decirse que el uso de estas palabras baúles implica una menor inversión para el hablante, pero genera, a la vez, un menor rendimiento. La falta de conocimiento léxico del hablante en unos casos o la poca disposición de éste para usar términos que conoce, lo induce a la repetición de unas cuantas palabras, el uso de palabras baúles y el poco uso de sinónimos.

Para tratar de resolver estos inconvenientes es recomendable realizar ejercicios en los cuales se debe reemplazar una palabra baúl por un término que sea adecuado al contexto, lo cual implica buscar y aprender expresiones más precisas. Este tipo de ejercicio lleva a la persona a cumplir una tarea que lo beneficia en muchos aspectos: lo vuelve más exacto, le permite establecer equivalencias, favorece su creatividad, desarrolla su sentido crítico y mucho más.

Por ello, quien ha adquirido un buen número de términos y de estructuras y los emplea está en posición adecuada para alcanzar éxito en los estudios y en la actividad profesional.

*Este post es una colaboración de Elizabeth Sánchez García, docente del Departamento de Estudios Generales de la Universidad Privada del Norte.

Referencias:

Lázaro, F. (1981). Curso de lengua española. Madrid: Anaya.

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