Muchos desconocen la importancia de distinguir entre los dos tipos de grasas alimenticias que existen. Saberlo puede ayudarte a mantener una buena salud.
Una encuesta realizada en la comunidad hispana de Estados Unidos por el HAB (Hass Avocado Board) ha revelado una realidad preocupante: aproximadamente el 40 % confesó no tener claro qué son las grasas alimenticias. Luego, cuando se pidió -a los 2,000 adultos que participaron en la encuesta- clasificar las grasas, el 47 % no pudo distinguir entre grasas buenas y malas para la salud.
Además, el 36 % señaló no creer que consumir grasas buenas en lugar de malas ayude a mitigar el riesgo de sufrir un infarto, y el 34% opinó que no creía que las grasas buenas puedan ayudar a reducir el colesterol en la sangre.
Estos resultados preocupan a los especialistas, pues demuestran que la comunidad hispana está muy mal informada sobre los alimentos que debe consumir para lograr una buena nutrición.
Pero, ¿cuál es la diferencia entre estos dos tipos de grasas? Las grasas buenas son también conocidas como grasas mono y poliinsaturadas. Se encuentran en aceites vegetales, como el de oliva, girasol y soja, y en otros alimentos como las nueces y paltas. Dentro de este grupo se encuentran los ácidos grasos omega-3, los cuales ayudan a disminuir los niveles de triglicéridos y colesterol.
Por otro lado, las grasas malas, también conocidas como saturadas, hidrogenadas o trans, abundan en las grasas animales (carnes, queso, manteca), aceites tropicales (coco y palma) y aceites hidrogenados (margarinas en barra, comidas rápidas y comidas procesadas).
¿Cuáles son los efectos en la salud?
Las grasas malas representan un gran riesgo para la salud, pues incrementan la producción de colesterol. También son culpables de la formación de coágulos en los vasos sanguíneos, aumentando el riesgo de sufrir un paro cardiaco o un accidente cerebro vascular.
Por el contrario, las grasas buenas pueden ayudar a prevenir las enfermedades coronarias, ya que ayudan a disminuir los niveles de colesterol. Sin embargo, dado que son altas en calorías, no se recomienda consumirlas en exceso, pues aumentan los niveles de triglicéridos.
Una buena nutrición es el punto de partida para una vida más saludable. Como nutricionista tu tarea será ayudar a las personas a educarse sobre qué alimentos deben consumir.
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