Cada vez más vemos a jóvenes y adultos corriendo en los escasos espacios públicos de nuestra ciudad, especialmente durante los fines de semana y a pesar de los nublados días de invierno. Sin embargo, aun cuando intuimos que trotar nos produce beneficios, desconocemos el valioso impacto de esta actividad a largo plazo reduciendo la probabilidad de muerte. En ese sentido, vale la pena saber la relación dosis-respuesta, esto es, si correr más rápido, mayores distancias, por más tiempo y/o de manera frecuente está asociado a mejores resultados.
Un reciente estudio publicado en la revista del Colegio Americano de Cardiología (1), muestra que trotar lentamente, aunque sea algunos minutos al día, puede reducir el riesgo de muerte por enfermedades del corazón. El estudio evaluó la relación entre correr y el riesgo de muerte en 55,137 adultos de 18 a 100 años de edad (edad media 44 años). Durante 15 años se realizó un seguimiento de los participantes en cuanto a su estado de salud, el efecto de la práctica del jogging y los años que vivían.
Los resultados fueron reveladores. A diferencia de los que no lo hacen, aquellos que corrían tenían un 30% menos de riesgo de muerte por todas las causas y un 45% menos de riesgo de muerte por enfermedad cardiovascular (infarto al corazón, derrame cerebral). En promedio, los corredores vivían tres años más que aquellos que no corrían.
Sin embargo, los resultados más sorprendentes se encontraron al analizar los subgrupos de corredores por dosis-respuesta. La velocidad, distancia, tiempo y frecuencia de la rutina para correr no hacían una gran diferencia (ver figura). Las personas que corrían menos de una hora por semana tuvieron los mismos beneficios comparados con aquellos que corrían más de tres horas por semana. Así que más, no necesariamente sería mejor. Sin embargo, la constancia sí era un factor crítico de éxito. Aquellos que corrían consistentemente en un periodo de seis años o más tuvieron los mayores beneficios, con un 50% menos de riesgo de muerte por enfermedades cardiovasculares.
En conclusión, el hábito de trotar siquiera de 5 a 10 minutos diarios o solo una o dos veces por semana, pero de manera constante, está asociado con una marcada reducción del riesgo de muerte a largo plazo. Ahora surge la típica pregunta que nos haríamos los gorditos sedentarios: ¿el caminar en vez de trotar tendrá los mismos resultados? No esperemos tener la respuesta para empezar a movernos.
*Este post es una colaboración de Manuel Mayorga, decano de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad Privada del Norte.
(1) Lee DC, Pate R, Lavie C, Sui X, Church T, Blair S. Leisure-Time Running Reduces All-Cause and Cardiovascular Mortality Risk. J Am Coll Cardiol 2014; 64(5):472-481.
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