Igualdad salarial: ¿por qué es necesario emparejar los ingresos entre mujeres y hombres?

Las diferencias de las remuneraciones entre mujeres y hombres aún son sensibles. Con motivo del Día Internacional de la Igualdad Salarial, una reflexión sobre la importancia y necesidad de cerrar las brechas.

igualdad salarial

El 18 de septiembre se celebra el Día Internacional de la Igualdad Salarial, establecido por la Asamblea General de las Naciones Unidas para representar los esfuerzos por conseguir la igualdad salarial por un trabajo del mismo valor, siendo un compromiso con los Derechos Humanos y contra todas las formas de discriminación, incluida la discriminación de género.

A nivel global, las mujeres ganan 23% menos que los hombres por el mismo trabajo. Esta realidad tiene un origen histórico y estructural, que se agrava por la crisis económica y sanitaria, que limita el acceso a recursos y oportunidades. Por ello, lograr la igualdad y erradicar la discriminación es fundamental en favor del bienestar personal y comunitario, la productividad y la estabilidad política.

Situación en el Perú

Según el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), en 2017, a nivel nacional, los hombres ganaban 29% más que las mujeres, a la vez que las mujeres que son madres trabajan más y ganan menos (11%), con una jornada laboral 19 horas mayor que aquellas que no son madres, destinando más horas al trabajo no remunerado. Según el Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo, en 2019 las mujeres en la informalidad (7 de cada 10 aproximadamente) percibían tres veces menos sueldo, y a junio de 2020, según el INEI, en Lima Metropolitana más de 1 millón de mujeres perdieron su empleo durante la pandemia.

Normativa y desafíos

En el año 1951 se suscribe el Convenio 100 de la OIT, ratificado por el Perú en 1960, sobre la igualdad de remuneración salarial entre mujeres y hombres. Más adelante, en 2007 se promulgó la Ley Nº28983 (“Ley de Igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres”), en 2017 se promulgó la Ley Nº30709 (“Ley que prohíbe la discriminación remunerativa entre hombres y mujeres”), y en 2018 su Reglamento, que busca una efectiva implementación del principio de igual remuneración por trabajo de igual valor. Luego, en 2019, se aprobó la “Guía metodológica para la valoración objetiva, sin discriminación de género, de puestos de trabajo y elaboración de cuadros de categorías y funciones”, como pauta referencial para las empresas; y desde aquel año la Superintendencia Nacional de Fiscalización Laboral (SUNAFIL) supervisa el cumplimiento de estas obligaciones.

La brecha salarial entre hombres y mujeres se asocia a factores objetivos como la educación, experiencia laboral, horas de empleo remunerado, actividad económica, ocupación o el tamaño de la empresa; y también a factores subjetivos como la desigual distribución del trabajo doméstico, maternidad y el cuidado de otras personas. Asimismo, existen factores externos como informalidad, condiciones laborales, exclusión y el acceso limitado a una educación de calidad que permita la inserción y competencia igualitaria en el mercado laboral.

Existe un largo camino y retos por superar. Sin embargo, tenemos el firme compromiso de luchar contra la desigualdad y discriminación, tanto a nivel privado como público, garantizando las condiciones para el acceso igualitario a los servicios y oportunidades que permitan el desarrollo, bienestar y salud con un genuino enfoque humano.

*Este post es una colaboración de David Cifuentes Mendoza, docente de la Facultad de Negocios de la Universidad Privada del Norte.

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