Finanzas personales: lecciones que deja la COVID-19 en el Perú

El coronavirus ha dejado en evidencia la vulnerabilidad de la sociedad. Ahora bien, las pandemias son cíclicas, por lo que es importante obtener lecciones a partir de lo sucedido. Desde el punto de vista de las finanzas personales, es preciso reflexionar en torno a la importancia de contar con un esquema de ahorro para hacer frente a imprevistos.

La pandemia y el ahorro para imprevistos

Siendo la economía peruana informal y de precariedad laboral, en la práctica la pandemia y sus consecuencias económicas constituyó para muchos ciudadanos un golpe durísimo de afrontar. Cifras oficiales revelan que durante el segundo trimestre del año pasado se perdieron 6 millones de empleos y la población ocupada se redujo en 39.6%; el Producto Bruto Interno (PBI) se disminuyó 30.2% durante el mismo periodo; las expectativas de crecimiento pasaron de cifras positivas de entre 2% y 3% a inicios del año, a una contracción de niveles cercanos al 14%; entre otros (IEP, 2020).


En ese sentido, si a los peruanos el trabajo les representaba una lucha diaria, el coronavirus les lanzó un gancho a la mandíbula. Las restricciones en el mercado a fin de controlar la propagación del virus implicaron un impedimento en la generación de ingresos de muchos trabajadores dependientes e independientes. En este último caso, a las personas solo les queda hacer uso de sus ahorros para poder afrontar los gastos destinados a su alimentación, transporte, higiene personal, entre otros.

No obstante, la Encuesta Nacional de Demanda de Servicios Financieros y Nivel de Cultura Financiera en el Perú reveló que solo el 60% de la población a nivel nacional ahorra por voluntad propia. Es por ello que, durante la coyuntura desatada por el brote de coronavirus, las redes sociales reflejaron que muchas personas se han visto afectadas severamente por la restricción para generar ingresos durante el aislamiento social.

En aras de paliar un poco esta situación, el gobierno dispuso el otorgamiento de bonos para la protección económica de hogares en pobreza o pobreza extrema. Sin embargo, los bonos solo han impactado en un grupo de la población.

¿Qué ha pasado con quienes carecían de ese ahorro para imprevistos? ¿Acaso no son merecedores de bonos y están excluidos del uso de tarjeta de crédito? Muchos de ellos se han visto obligados a recurrir al apoyo solidario de terceros para hacer frente a las consecuencias de la pandemia.

Por lo tanto, el coronavirus nos deja como lección aprendida contar con un esquema de finanzas personales que contemple un ahorro de emergencia para hacer frente a imprevistos.

*Este post es una colaboración de Jorge Machuca Vílchez, docente de la Facultad de Negocios de la Universidad Privada del Norte

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