El éxito se construye desde el primer día

el éxito se construye desde el primer día

¿Seré exitoso? Muchas personas nos hacemos esta pregunta sin imaginar que la respuesta está más cerca de lo que pensamos. El origen del éxito se encuentra en nosotros mismos. En nuestro interior. De ahí fluye hacia el exterior si lo alimentamos y multiplicamos. Mi experiencia en las aulas universitarias, en pre y posgrado en las tres últimas décadas, me ha permitido seguir de cerca la formación, especialización y desarrollo, tanto de las carreras profesionales como de las vidas de un respetable número de profesionales.

En este acompañamiento académico y vivencial he observado que existen factores comunes que vitalizan el éxito interno y lo impulsan hacia el mundo externo.

La autodisciplina y la autoconfianza nutren la semilla del éxito brindando seguridad y positivismo. La perseverancia y la resiliencia, a su vez, desafían el statu quo otorgando energía y tenacidad. Los principios y los valores definen nuestra marca personal y constituyen el sello que nos distingue y por el que se nos reconoce. La integridad, como la capacidad para pensar, decir y hacer responsablemente eso mismo, hacen que una persona sea coherente y confiable.

La fortaleza interior permite vivir en paz y vencer el estrés, protege la salud y convierte a la persona en un ejemplo inspirador digno de seguir. Esa propia fuerza ayuda a aceptar nuevos retos personales y profesionales, capacitándose y preparándose permanentemente.

La vida cotidiana actual y los estudios de empleabilidad nos muestran que la mayor parte de personas tendrá en promedio entre siete y nueve empleos en diferentes lugares, durante las tres o cuatro décadas de su actividad laboral. Ello significa que los colaboradores cambiarán de empresa aproximadamente cada cuatro años y por tanto tendrán varias bienvenidas con nuevos compañeros en sus primeros días de trabajo. Una pregunta que me suelen hacer es: ¿Qué debo hacer ese día?

Ser puntuales, respetuosos y educados es la mejor carta de presentación. El optimismo, junto con una actitud positiva marcada en el rostro con una sonrisa genuina y natural, ayudan mucho. El lenguaje corporal dice bastante de la persona, tener presente la postura y los gestos. Debes mostrar comodidad y no tensión. Energía y no cansancio.

Hacer preguntas te permitirá conocer más de la cultura organizacional y de sus miembros. Es conveniente que escuches con atención y observes a tu alrededor. Es deseable buscar oportunidades para conversar gradualmente con los compañeros de oficina. La hora de almuerzo es un buen momento para conocerse no solamente desde el punto de vista profesional sino también personal y familiar.

Te recomiendo asistir a las reuniones de capacitación organizadas por las áreas correspondientes y comprender lo que tu jefe espera de ti en creación de valor, objetivos y plazos. Asimismo, muéstrate disponible y con excelente ánimo para cualquier reunión o presentación, con un genuino interés por aprender y conocer.

La capacidad para entender las normas escritas y las implícitas de la organización desde el primer día serán una ventaja diferencial.

Es conveniente que no te distraigas con el uso de la tecnología para fines personales y que tampoco juzgues a tus compañeros de labores. Ser tolerante y no forzar las cosas ayudarán a proyectar una buena imagen profesional e inspirarán siempre confianza.

Así las cosas, se verifica que no hay secretos para lograr el éxito, se trata de coger las riendas de la vida desde el primer día, perder los miedos, ser proactivo, tomar decisiones responsables, generar los cambios y construir una imagen honesta y admirada.

En síntesis, el origen y el destino de cada persona, en gran medida están directamente relacionados; son causa y efecto, son dos caras de una misma moneda, y esa moneda está en tus manos. El éxito empieza en ti y contigo.

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