
Cada día las empresas invierten tiempo y recursos en contar con los mejores trabajadores en sus filas. Cuando ya los han incorporado al equipo, ingresan motivados y con la voluntad de entregar sin regateos sus conocimientos y competencias. Sin embargo, convertir a un buen colaborador, responsable y comprometido, en uno irresponsable y desmotivado puede ser más sencillo de lo que imaginamos.
Presentamos algunas situaciones que conducirán invariablemente a que esto suceda, y sobre las que todo jefe debe estar advertido:
- Sobrecarga de trabajo. Si bien algunos días pueden ser más cargados que otros, procure que el trabajador siempre perciba que su trabajo nunca acaba y se sienta abrumado por las funciones y tareas asignadas. No preste ayuda al equipo, ellos sabrán resolver los problemas por su cuenta.
- Preferencias. Haga notar que tiene un empleado favorito, bríndele los mayores beneficios y que el resto del equipo se quede con la peor parte. Nada mejor que hacer saber quién es el hijo predilecto para generar rencillas y conflictos, ingredientes básicos para desarrollar el trabajo en equipo.
- Destaque los errores. Si algún integrante de su equipo se equivocara, busque castigarlo públicamente. Así logrará que hagan lo mínimo y no se animen a realizar actividades proactivas. Si alguien acierta, ni lo mencione. Las felicitaciones deben ahorrarse.
- Mal trato. Grite y despotrique contra quienes cometan algún error, y si puede hágalo en público. Que todos sepan que quien manda es el jefe. La mano dura tiene buen efecto.
- Pagos retrasados. El pago de los trabajadores debe tener la mínima prioridad, ya es suficiente con que se les ofrezca un empleo. Si se retrasa con algún pago no brinde ninguna explicación.
- Comunicación. Hoy brinde un mensaje A y mañana cámbielo por B. Total, usted es el jefe. Repita esta acción todo lo posible, así conseguirá que todos duden de su palabra.
- Incertidumbre. Busque generar misterio sobre el futuro de su empresa, ponga en duda la continuidad de la organización.
- Metas inalcanzables. Proponga bonos, comisiones, premios por metas que usted y su equipo saben que no se podrán alcanzar. De esta forma desmotivará a su equipo y con ello limitará el crecimiento de la organización.
- No genere ascensos. Si tiene que hacer algún cambio y promocionar a alguien, elija siempre a alguien externo. Evite que la organización ofrezca oportunidades de crecimiento a colaborador alguno.
- Nunca agradezca. Para qué decir gracias. El personal hace su trabajo y a cambio recibe un sueldo. La gentileza y camaradería es un exceso que no debe permitirse.
Estas no son en realidad recomendaciones que debamos seguir como líderes de equipos. Y aunque evidentemente se trata de anti-consejos, algunos directivos cometen estos errores diariamente, perjudicando el compromiso y la motivación de sus trabajadores, con efectos que incidirán en los resultados organizacionales.
*Este post es una colaboración de Ornella Lambruschini Tafur, coordinadora de la carrera de Administración de la Universidad Privada del Norte.
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