Salario emocional, más allá de lo evidente

salario emocional: más allá de lo evidente

En diferentes oportunidades, empresarios y gerentes me han hecho estas preguntas relacionadas al talento humano: ¿Cómo puedo compensar mejor a mi top talent? ¿Qué están haciendo mis pares (empresas) para gestionar mejor al talento y que éste sea bien compensado? ¿Cuáles son las empresas top en el Perú en términos de salario emocional?

Todas estas interrogantes surgen por el impacto que tienen los colaboradores en las organizaciones, y si usted se percata no es cosa fácil obtener talento humano calificado, identificado y motivado.

Considero que para responder a estas interrogantes es de suma importancia valorar esta premisa: actualmente vivimos en un mundo cada vez más globalizado y exigente, y por ello es un gran reto para los gestores del talento humano trabajar en tres variables de vital importancia: el poder atraer, retener y mantener al mejor talento.

Esta trilogía es una ardua tarea para las que desean estar en el Top 100 de empresas líderes en el Perú en Retención de Talento, que según la consultora MERCO (monitor empresarial de reputación corporativa), lideran Backus ABInBev y el Banco de Crédito del Perú. Para que esta trilogía se mantenga dentro de sus buenas prácticas laborales, estas corporaciones dan a conocer al salario emocional como una variable fundamental en la gestión de compensaciones totales.

Con frecuencia hemos escuchado que “el talento no renuncia a las empresas, sino a sus jefes”. Es muy cierto. Hace poco el diario El País de España presentó un estudio de la consultora de recursos humanos Gallup, donde se menciona que el 70% de las personas entrevistadas aseguraron haber cambiado de trabajo por tener una mala relación personal con su supervisor. Habitualmente son muchas las razones que nos hacen llegar a un empleo llenos de motivación, sueños y metas por cumplir, pero algunas veces terminan coartadas por un jefe o superior que no supo interpretar o valorar su verdadero rol.

Recordar además la frase “la vaca no se acuerda cuando fue ternera” permite ir algunos años atrás y volver a la línea del tiempo en que, antes de ser jefe, alguna vez fuiste colaborador. Y nos preguntamos: ¿Cómo era ese supervisor que te reconfortaba? ¿Qué esperabas recibir de ese jefe como incentivo? ¿Qué actitudes o acciones de tu líder en el pasado te hacían sentir poco apreciado?

Este breve ejercicio de empatía te permitirá identificar lo que debes hacer como jefe.

Hoy en día es una tendencia en la gestión del talento considerar al salario emocional como una variable intrínseca a esta tarea. El salario emocional se puede definir como toda retribución no monetaria que se le brinda al colaborador a fin de incrementar su bienestar con el convencimiento de que esto redundará en un mayor nivel de felicidad y, a la larga, en mejores resultados de productividad y eficiencia.

La naturaleza del salario emocional va más allá de necesidades profesionales y abarca las esferas personales y familiares del colaborador. El principio de este tipo de recompensa es que se trata de elementos que “el dinero no puede comprar”. Por ejemplo, días libres para compartir en actividades importantes o días puentes que utilizamos a cambio de nuestro descanso semanal, el teletrabajo para evitar el desplazamiento hasta la oficina, los fines de semana casuales promoviendo la socialización de los colaboradores al ir sin uniformes, la asignación de proyectos retadores en los que el colaborador sea incentivado a probar su capacidad creativa e intelecto.

Identificar las actitudes que motivan a los colaboradores es todo un reto para los gestores del talento humano. Sin embargo, el resultado no es otro que relaciones significativas y plenas para ambas partes, un win to win. Otro ejemplo es el de Backus ABInBev, que viene desarrollando el programa Global Management Trainee con la finalidad de potenciar el pensamiento disruptivo, competitividad y trabajo en equipo.

Son algunas de las características que se buscan en los universitarios y egresados que aspiren a ser parte de este gran reto manteniendo también la política del salario emocional.

*Este post es una colaboración de William Moisés Cruzado Pérez, docente de la Facultad de Negocios de la Universidad Privada del Norte.

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