Restaurantes e higiene de utensilios

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Existen en nuestro medio un sinnúmero de restaurantes y servicios afines que cada día nos ofrecen sus productos ya sea para consumirlos al paso o dentro de sus instalaciones.

Al consumir estos productos empleamos por lo general utensilios -cucharas, tenedores, cuchillos, platos, vasos, tazas y otros- que son provistos por ellos, utensilios que han sido utilizados por clientes anteriores y que de no haber pasado por un correcto proceso de desinfección nos expondrían al contagio de enfermedades.

Las enfermedades bacterianas y virales a las que estamos expuestos cada vez que acudimos a un establecimiento podrían ser eliminadas si tan solo se cumpliera con el reglamento emitido por el Ministerio de Salud. Nos referimos al Artículo 14 que se encuentra dentro de la Norma Sanitaria para el funcionamiento de Restaurantes y Servicios afines, emitido a través de Resolución Ministerial Nº 363-2005/MINSA. Esta normativa especifica los pasos a seguir para ejecutar la sanitización (limpieza y desinfección) de estos utensilios y similares.

Bajo la normativa sanitaria en mención, los empresarios y dueños de estos negocios tienen la responsabilidad de asegurarnos que sus utensilios no son vehículos de transmisión de enfermedades. Sin embargo, se puede constatar que un gran número de restaurantes no aplican procesos correctos de limpieza y desinfección de sus utensilios y vajillas por desconocimiento o por negligencia.

Bajo mi experiencia he podido observar utensilios mal higienizados conteniendo restos de grasa, vasos con marcas de lapiz labial, cucharas con restos de comida, tazas con restos de café servido antes y otros casos y situaciones dados por ejemplo en juguerías donde el flujo de atención es alto. En los vasos de licuadoras utilizados para la preparación de jugos se ha encontrado restos de fruta adheridos con un olor que indica que tienen varios días sin higienizarse correctamente. Cuchillas y abrazaderas que son parte de estos vasos se encuentran contaminadas con una alta carga de microorganismos que se incorporarán a los licuados.

Para la corrección de esta peligrosa y mala práctica de procedimientos, tendríamos que recordar a los diferentes municipios que en ellos recae la responsabilidad de capacitar a los involucrados en los negocios de comida, a los que otorgan licencias de funcionamiento. Luego es indispensable monitorear y sancionar a los establecimientos que incumplan esta norma, y eventualmente proceder a clausurarlos. Solo así los usuarios podremos contar con la garantía de una adecuada higiene y la seguridad de tener nuestra salud a buen recaudo.

*Este post es una colaboración de Jony Germani García, docente de la Facultad de Negocios de la Universidad Privada del Norte.

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