“Las ganas de aprender siempre deben estar en un estudiante”
Tal es la motivación de Rayza Goicochea, integrante del equipo de estudiantes de Ingeniería Ambiental en UPN Cajamarca que, en conjunto con pares de la Universidad del Valle de México, han desarrollado un sistema de refrigeración que utiliza energía solar.
A menudo los discursos en favor del medio ambiente se reducen simplemente a eso: palabras bien intencionadas a las que desafortunadamente no sigue la acción. Este no es el caso, sin embargo, de Rayza Goicochea, Howar Lozada, Evelyn Soto, Gilmer Angosto, Ana Rojas, Mirtha Román, Cinthia Vargas, Chris Autccahuaque, Leyla Quiroz y Silvia Orrillo.
Estudiantes de la carrera de Ingeniería Ambiental en nuestra sede Cajamarca, ellos saben que el cuidado de los recursos naturales supone el planteamiento de alternativas a los usos que tienen un impacto ecológico negativo. Fue por ello que, luego de tomar un curso con el profesor mexicano Jorge Ojeda durante el Programa Internacional Intensivo 2017, se propusieron diseñar un sistema que posibilitara el ahorro de energía eléctrica.
Rayza Goicochea, quien asumió las tareas de coordinación en el equipo, explica los antecedentes del proyecto: “La idea surge como una iniciativa de ahorro de energía eléctrica utilizando energía renovable, en este caso energía solar, para aplicarla en sistemas de refrigeración con ventiladores frente a las olas de calor que se han producido debido a las variaciones climáticas. La propuesta del ingeniero Ojeda de iniciar en conjunto un proyecto con un grupo de estudiantes de México con el tema de celdas fotovoltaicas, nos llevó a ver distintas formas de aplicación”.
Con ese objetivo -nos cuenta Rayza- aplicaron las celdas fotovoltaicas en un sistema que ya habían desarrollado con el profesor Yamil Minez en el curso de Física II, denominado técnicamente “Control de temperatura por micro pic16f877 y sensor LM35 para la implementación de un invernadero”.
La finalidad de este sistema era regular la temperatura dentro del vivero y para ello tenía instalado un cooler de refrigeración similar a un ventilador pequeño que funcionaba con energía eléctrica. “Entonces conversé con mi grupo para adaptar el sistema a las celdas fotovoltaicas e hicimos la prueba del caso con la ayuda del profesor Minez, quien ha continuado asesorándonos”, relata nuestra estudiante.
Posteriormente, mediante el uso de un voltímetro, evaluaron la capacidad del sistema que habían diseñado. Así encontraron que en un día soleado el sistema puede almacenar hasta 7 voltios, y en función a la temperatura del ambiente se podría alimentar de energía el sistema en su total capacidad. Una ventaja adicional: en Cajamarca, incluso durante el periodo de lluvias (octubre-marzo), los días suelen ser predominantemente soleados.
En cuanto a la proyección que podría tener el sistema, Rayza señala que “de momento el modelo es un prototipo, pero a escala podríamos hacerlo funcionar en los sistemas de refrigeración de los diferentes ambientes de nuestro campus universitario: centro de información, cafetería, aulas, oficinas e incluso servicios higiénicos”. Con ello -asegura- los usuarios tendrán mayor satisfacción y sobre todo se mitigarán los efectos del cambio climático creando microclimas para distintos ambientes, al tiempo que se reducen elevados gastos en electricidad.
También ha sido de gran provecho para nuestros futuros ingenieros ambientales el trabajo conjunto con sus pares de la Universidad del Valle de México, por gestión del profesor Ojeda.
“Hemos estado en contacto a través del WhatsApp y otras veces por el Zoom, y en ello fue de gran ayuda la mediación del señor Álvaro Salazar de la Oficina Internacional. El proyecto lo trabajamos en el campus Cajamarca de forma aplicativa, mientras que los chicos de México asumieron la parte teórica. El documento que presentamos fue un poster que contenía una síntesis del proyecto, y tanto ellos como nosotros compartimos la información y coordinamos las fechas de presentación”, explica Rayza.
Nuestra estudiante destaca que la interacción con los chicos de México les permitió conocer la cultura del país norteamericano y las diferentes perspectivas que tienen de su profesión. “Pese a los diferentes enfoques que tenemos, pues nosotros estudiamos Ingeniería Ambiental y ellos son de diversas especialidades, logramos establecer este proyecto en el contexto científico respecto a la aplicación de energías renovables como la solar. La interrelación de culturas siempre es enriquecedora”, expresa.
Por ahora esperan contar con una fuente de financiamiento que les permita viabilizar el proyecto, pero mientras tanto Rayza continúa con su afán investigador para lograr innovaciones que le permitan mejorar el medio ambiente. “Estamos agotando nuestros recursos naturales y solamente a través de recursos renovables podremos mitigar este impacto”, nos dice.
Cuando le preguntamos de dónde nace ese impulso, no duda en darnos una respuesta contundente: “las ganas de aprender siempre deben acompañar a un estudiante”.
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