“Este intercambio quedará en mi memoria como una de las mejores cosas que hice”

Nuestra estudiante Caroline de la Cruz, quien realizó un intercambio en la UNAM, nos cuenta que la oportunidad de complementar sus estudios y conocer la cultura mexicana ha sido una experiencia extraordinaria.

“Este intercambio quedará en mi memoria como una de las mejores cosas que hice”

Si me pidieran definir mi intercambio académico en la Universidad Nacional Autónoma de México en una sola frase, sin pensarlo dos veces diría: “La mejor aventura de mi vida”.

Desde que ingresé a la universidad una de mis metas fue realizar un intercambio para estudiar en otro país, así que iniciando el sexto ciclo ya había reunido todos los requisitos para presentar mi solicitud a la UNAM. Cuando recibí mi carta de aceptación fue una mezcla de emociones que iban desde la felicidad por empezar a cumplir mi sueño, hasta el miedo de ir sola a un nuevo país.

Un intercambio académico lo primero que logra es sacarnos de nuestra zona de confort, nos hace experimentar tantas cosas nuevas que al final el aprendizaje no solo es académico. Con este intercambio aprendí que las personas nos podemos adaptar muy rápido a los cambios, a mí me tocó adaptarme al método de enseñanza de mis profesores en la UNAM, a la cultura mexicana, al nuevo lugar en que vivía y a muchas cosas más. Todo esto fue parte de un gran reto que generó más confianza en mí misma.

Estudiar en Ciudad Universitaria -“CU” como todos la llaman- empieza siendo un gran reto. En primer lugar, la universidad es inmensa y resulta muy fácil perderse intentando llegar a algún lugar, es por eso que dentro de CU existen once líneas de buses que transportan gratuitamente a los estudiantes a cada una de las facultades, a los espacios deportivos y a la zona cultural.

Yo asistí a la Facultad de Ingeniería, donde tomé clases con profesores muy experimentados que se preocupan de que cada uno de sus alumnos logre un buen aprendizaje. Desde la primera clase me di cuenta de que su forma de impartir los cursos era distinta a como estaba acostumbrada y la principal razón es la libre cátedra, que permite a cada profesor tener una distinta metodología de enseñanza y de calificación.

Además de los cursos de mi carrera, la UNAM nos dio la opción de estudiar un idioma en el Centro de Enseñanza de Lenguas Extranjeras. En la clase que tomé tenía compañeros de varias nacionalidades, de tal manera que fue muy interesante el aprendizaje porque la profesora hacía distintas dinámicas que nos permitió conocer sobre las culturas de cada uno mientras aprendíamos el idioma.

Además de las actividades académicas, en CU también existen espacios deportivos y culturales donde podemos invertir nuestros tiempos libres. El Centro Cultural Universitario se convirtió en uno de mis lugares favoritos para pasar el tiempo entre clases. En este espacio está el Museo Universitario de Arte Contemporáneo, también hay teatro, salas de cine, sala de música y el espacio escultórico. Todo el tiempo hay eventos gratuitos, por eso, desde que llegué pude disfrutar de festivales de teatro, cine y danza, además de asistir a ensayos de la orquesta sinfónica en la Sala Nezahualcóytl, que es una de las mejores salas de conciertos de Latinoamérica. Y sí, todo dentro de Ciudad Universitaria.

Realmente quedé encantada con todo lo que me brindó Ciudad de México. En esta gran ciudad las personas se muestran amables todo el tiempo y para recorrerla no hay mejor manera que ir en metro, en el que es muy fácil llegar a todos los puntos turísticos. Además es un medio de transporte seguro en el que hay vagones exclusivos para mujeres, lo que es de bastante ayuda para las que, como yo, no podemos dejar de ir a museos y a otras actividades culturales.

Este intercambio quedará por siempre en mi memoria como una de las mejores cosas que hice en mi vida. Aunque en su momento fue muy triste despedirme de los lugares que tanto disfruté, de mis amigos y profesores, los animé a que puedan visitar Perú y también dejé la promesa de volver a México.

A pesar del miedo y nervios que sentimos al llegar a un nuevo lugar, al final nos terminamos acostumbrando a nuestra nueva vida, por tanto resulta difícil dar por terminada la aventura porque a veces nuestra realidad es muy diferente a la del país que visitamos. Pero creo que si tuvimos la oportunidad de salir y descubrir nuevas perspectivas del mundo, debemos utilizar esto como una forma de desarrollo personal y para poder mejorar nuestro país.

Así que si piensas realizar un intercambio acude a la Oficina Internacional UPN en donde te darán toda la información y el acompañamiento para que concretes tu proyecto. Al final no te arrepentirás de la experiencia.

*Este post es un testimonio de Caroline Pamela De la Cruz Felipe, estudiante de la carrera de Ingeniería Industrial de la Universidad Privada del Norte.

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