Inteligencia Ecológica, el revolucionario concepto para promover un mundo mejor

Seguramente Ud. amigo lector, ha escuchado hablar que en el siglo XXI, los temas más  importante que van a tener que ser abordados por la gente común serán: Las tecnologías de la información (TICs) y el medio ambiente. Por el lado de las TICs, el mismo entorno en el que nos desenvolvemos, nos permite, acercarnos más a sus conceptos y aprenderlas de manera muchas veces empírica, para hacer nuestra vida más interactiva. Pero en el enfoque del medio ambiente, existe mucha información a la que podemos acceder, pero toda ella no podría ser bien aprovechada, si antes no desarrollamos un lado de nuestra inteligencia que los expertos han denominado Inteligencia Ecológica.

El autor del Best-Seller mundial “Inteligencia Emocional”, Daniel Goleman, publicó el año 2009 el libro “Inteligencia Ecológica”, que recomiendo a todo lector que desee informarse más acerca del análisis que este autor realiza sobre el tema y todas las oportunidades que en el plano personal y empresarial, se relacionan con la manera como vemos  nuestro medio ambiente y la manera como nos vamos a tener que adaptar a estos cambios en los próximos años.

upnorte_mundo

Este libro nos introduce en temas tan vanguardistas como: La ecología industrial y la Neuroeconomía. La ecología industrial es una nueva disciplina que se nutre de la química, la física, la ingeniería y la ecología, que aspira integrar estos campos y cuantificar el impacto sobre la naturaleza de los productos que fabricamos. La ecología industrial estudia las relaciones industriales y las compara con las relaciones de un ecosistema natural. Esta nueva ciencia se ocupa de cuestiones tan diversas como: la determinación de las emisiones de dióxido de carbono asociadas a procesos industriales, el análisis del ciclo vital (LCA, en inglés), el análisis del flujo global del fósforo, la utilidad del etiquetado electrónico para aumentar la eficacia del reciclado de la basura y entre muchos otros temas.

El año 1997 la National Academy of Engineering  (EE.UU.) publicó su primer número del Journal of Industrial Ecology, de ahí hasta nuestros días esta nueva ciencia ha aportado conocimientos que han ayudado a cambiar nuestra manera de ver al medio ambiente. Un ejemplo lo tenemos en el estudio del “Análisis del ciclo vital”, es un método moderno de la ingeniería que estudia con una precisión casi quirúrgica, los impactos ambientales de cualquier producto fabricado por el hombre, desde sus elementos compositivos y sus procesos, desde su origen hasta su eliminación final. Los primeros estudios del LCA, se reportan en EE.UU., cuando la compañía Coca Company S.A. realizó un estudio sobre el reciclaje de las botellas, comparando los envases de vidrio y los de plástico. El método no tardó en expandirse a otras ramas de la industria y ahora son cada vez más los que apelan a estos estudios para el diseño y la fabricación de sus productos.

Según el ecólogo industrial de la Escuela de Salud Pública de Harvard, Gregory Norris, para la fabricación de un envase de vidrio se emiten 220 productos diferentes al aire, de los cuales la mitad se producen durante la fabricación, contribuyen al calentamiento global tienen lugar en la misma fábrica y la otra mitad en otros puntos de la cadena de suministros. Los productos van desde tasas relativamente elevadas de dióxido de carbono y óxidos de nitrógeno, hasta indicios de metales pesados como el cadmio y el plomo. Como vemos es una nueva manera de estudiar el impacto ambiental de como los productos que elaboramos o consumimos van a afectar al ambiente.

En el campo de la Neuroeconomía, Goleman nos explica, que estudia el funcionamiento del cerebro de una persona cuando decide comprar algo, nos proporciona una imagen neuronal del funcionamiento del radar de un comprador ante el peligro, Tania Singer de la Zurich University que ocupa la cátedra de Neuroeconomía, menciona, «cuando una madre ve un producto que considera peligroso, su amígdala intensifica el ritmo del latido de su corazón. Esta señal de alarma se ve activada por la ínsula, una parte del neocórtex (es decir, del cerebro pensante) que tiene una conexión muy estrecha con los centros emocionales. La ínsula traduce en palabras esa sensación de alarma que, a partir de entonces, se identifica con la idea de que «Este producto no me gusta”». Esta nueva ciencia estudia las relaciones entre la amígdala que tiene un lógica subcortical y que responde a la frase “más vale prevenir que lamentar…” y el mundo empresarial que responde a una lógica cortical y despliega los datos de un modo racional.

upnorte_naturaleza

Estamos presenciando un debate en el que los ecólogos y los economistas, en la actualidad es necesario que ambos se sienten a trabajar juntos, pues cada vez hay más público preocupado de los impactos medioambientales o sobre la salud de los trabajadores o consumidores de las sustancias contenidas en las sustancias que compramos. Como vemos los consumidores y los empresarios que entiendan esta nueva ola que viene impulsando el mundo estarán a la vanguardia en los negocios y además claro de contribuir a vivir en un mundo cada vez mejor cuidado.

Goleman denomina Inteligencia Ecológica al conocimiento del mundo tecnológico y la naturaleza, incluyendo el reconocimiento y la comprensión de las muchas interacciones existentes entre los sistemas fabricados por el ser humano y los sistemas naturales. Sólo una sensibilidad abarcadora puede permitirnos advertir la estrecha relación existente entre nuestras acciones  y sus impactos ocultos sobre el planeta, nuestra salud y los sistemas más sociales. La inteligencia ecológica combina las habilidades cognitivas hacia toda forma de vida, permitiendo advertir cualquier signo de “sufrimiento” del planeta y decidiendo mejorar las cosas.

Cada vez más tendremos necesidad de desarrollar nuestra inteligencia ecológica, ya sea desde nuestro interés por proteger nuestro hogar o desde la perspectiva de los negocios o desde las relaciones políticas, nada de lo que hagamos y mucho menos en la actualidad, evitará que el hombre impacte el ambiente, pero estamos viendo que cada vez más en el mundo la Inteligencia Ecológica está siendo utilizada para minimizar el impacto que podemos ejercer sobre la tierra, en pocos años será de uso más generalizado, tal vez las universidades en todas las carreras deberían incluir algunos cursos sobre Cultura Ambiental e Inteligencia Ecológica, que desarrollen proyectos de investigación o de tesis, que ayuden a todos los futuros profesionales a entender el nuevo mundo al que nos enfrentaremos.

*Este post es una colaboración de Omar Colán Garay, docente de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Privada del Norte.

1 Estrella2 Estrellas3 Estrellas (No hay valoraciones aún)
Cargando...

También te podría gustar...

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *