Necesidad del estado de flow en las aulas

necesidad del estado de flow en las aulas

El flow (fluir o flujo) es un concepto muy importante dentro de la psicología positiva. Alude a una forma muy especial de felicidad: aquella que se experimenta cuando se realizan actividades que permiten hacer uso de habilidades y talentos que se poseen. Se considera que los momentos más felices e intensos de la vida son momentos en los que se hace algo; no son momentos de pasividad.

Este término fue creado por el psicólogo Mihály Csíkszentmihályi, quien describe la experiencia flow como “el hecho de sentirse completamente comprometido con la actividad por sí misma. El ego desaparece. El tiempo vuela. Toda acción, movimiento o pensamiento surgen inevitablemente de la acción, del movimiento y de pensamientos previos, es como si estuviéramos tocando jazz. Todo tu ser está allí, y estás aplicando tus facultades al máximo”.

El estado de flow implica la coincidencia de ciertas condiciones: un reto que esté en el mismo nivel de las capacidades que se poseen, una focalización de la atención en el reto -por tanto, un involucramiento que hace olvidar incluso las necesidades corporales-, una retroalimentación y una sensación de éxito al ver que el reto está siendo alcanzado sobre la base del esfuerzo. Pensemos, por ejemplo, en el jugador de fútbol que, luego de caer por una falta, se levanta y sigue corriendo sin prestar atención al dolor, enfocado solo en la jugada que quiere realizar. Imaginemos al bailarín que ensaya una coreografía y disfruta de esa experiencia olvidándose del tiempo y de otras necesidades. O pensemos, por último, en aquel niño que está concentrado en armar una nave espacial olvidando que es la hora de cenar. Y, claro, consideremos la sensación de plenitud que se experimenta cuando se logra alcanzar el reto que tenían.

Es importante resaltar que, para alcanzar este estado, es necesario que haya un equilibrio entre el reto y las habilidades que se poseen, ya que si el reto fuese mayor a las habilidades la experiencia dejaría de ser gratificante y se experimentaría ansiedad o frustración. Y si, por el contrario, el reto es inferior a las competencias, la experiencia se tornaría aburrida y perdería interés.

Una de las situaciones o contextos en los que se puede vivir esta experiencia es en el trabajo y en el ámbito académico, ya que en ambos existen retos que ponen a prueba las habilidades que se poseen. Es por esto que Mihály Csíkszentmihályi nos dice que, aunque parezca paradójico, se puede ser feliz y fluir en el trabajo. Esto es paradójico porque la mayoría de personas cuando está en el trabajo y se acerca la hora de salir, lo que más desea es estar en su casa; no obstante, muchas veces sucede que al llegar a casa se experimenta aburrimiento, no se sabe qué hacer con el tiempo y la personas se refugia en el televisor o la computadora. Los fines de semana son los momentos en que menos se fluye. Se fluye más en el trabajo; claro está, cuando el trabajo que se realiza responde a los intereses y habilidades que se poseen.

La pregunta que nos podemos plantear como docentes es: ¿Será posible que los estudiantes se experimenten, durante las clases, esta forma de felicidad? La respuesta es positiva. Los alumnos fluyen cuando enfrentan retos atractivos y difíciles como para permitirles el despliegue de sus habilidades, cuando la tarea pone a prueba su imaginación y creatividad, cuando reciben la retroalimentación que les va indicando si están o no en el camino correcto.

Y para promover este estado en el aula, es básico tomar conciencia del rol como mediadores del aprendizaje que tenemos ante ellos. Ello implica acompañarlos mediante retroalimentaciones oportunas, motivándolos, mostrándoles aspectos de sí mismos que desconocen pero que nosotros podemos ver, buscando retos que permitan despertar su interés y la focalización de su atención. Es muy importante dosificar el nivel de dificultad de las tareas propuestas pues ya sabemos que si la tarea es muy difícil podrían sentirse frustrados.

También es importante considerar que los talentos pueden permanecer ocultos cuando el factor emocional no se maneja bien. Cuando un estudiante “fracasa”, generalmente no es por falta de habilidades cognitivas sino de fortalezas personales, por lo que se hace necesario promover un ambiente positivo en el que se cuiden las relaciones interpersonales. Ese es nuestro reto, el que a nosotros nos permite también experimentar el flow en nuestra vida.

*Este post es una colaboración de Gina Vargas Ramírez, docente del Departamento de Estudios Generales de la Universidad Privada del Norte.

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