El hombre duplicado

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Hace algún tiempo se estrenó El hombre duplicado, una película del director Dennis Villeneuve que trata sobre Adam, un reservado y rutinario profesor de Historia que ve alterada su monótona vida al descubrir que existe un tipo físicamente igual a él llamado Antony, un actor sin mayor éxito. La curiosidad despierta y decide ir tras él pero el encuentro le deparará mucha ansiedad, intercambiando finalmente papeles y vidas con su doble, quien lo amenaza para hacerlo.

Hay varios enfoques de análisis para esta película, desde el psiquiátrico (se trata de un sujeto con trastorno disociativo de la personalidad, antes conocido como trastorno de personalidad múltiple), el psicológico (nos habla del yo y de la identidad, además de un difícil vínculo con la madre) hasta el filosófico (aborda la individualidad en una sociedad que homogeniza y aliena).

Queremos plantear un par de preguntas que la película (basada en una obra homónima de José Saramago) nos sugiere: ¿qué pasaría si usted, amable lector, de pronto se encontrara con su “doble”?, descartando la posibilidad de que sea su hermano(a) gemelo(a). ¿Qué pensaría y qué sentiría? ¿Puede existir una persona idéntica a mí (a usted)? ¿Y en lo mental? ¿Qué nos define como personas únicas e irrepetibles? Si yo ya no soy único, original, diferente a todos, entonces ¿qué paso a ser? Pero de pronto este aspecto que nos diferencia no es lo físico, ni lo material, ni lo económico o el estilo de vida, sino lo psicológico y en especial lo espiritual, entendiendo por esta palabra lo específicamente humano, lo propio y exclusivo de los seres humanos (la autoconsciencia reflexiva, la libertad, la capacidad de valorar y de decidir).

En esta época donde ya se habla de clones humanos cabe la atingencia de recordar que clonar una psique, una mente con todas sus posibilidades, es aún ciencia ficción puesto que tendríamos que brindarle a ese “clon” las mismas experiencias, educación, padres, anécdotas, amistades, accidentes, vivencias, infortunios de las que todos estamos hechos, y eso es imposible.

La investigación en psicología de la personalidad y en el campo de la genética conductual demuestran inclusive que los hermanos gemelos se parecen muchísimo pero aún ellos no son copias idénticas. Por suerte.

*Este post es una colaboración de Manuel Arboccó de los Heros, docente de la Universidad Privada del Norte.

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