Claves para el éxito profesional en el siglo XXI

claves para el éxito profesional en el siglo XXI

En la actualidad todo profesional que egresa de la universidad tiene que afrontar retos importantes como el conseguir un empleo en donde desarrolle los conocimientos y habilidades que aprendió en su estancia universitaria. Pero el reto más importante de un profesional es el de aprender a desarrollar su empleabilidad, concepto que se entiende como la capacidad individual de acumular y mantener sus competencias, su red de contactos y sus conocimientos al día de manera tal que siempre tenga el poder de decidir sobre su proyecto de carrera (Temple, 2015).

Tener empleabilidad significa ser dueños de nuestro proyecto de vida, nos da la facultad de decidir en dónde y cómo trabajar en función de nuestro repertorio de competencias profesionales y su ausencia nos subyuga a permanecer en empleos que no necesariamente son de nuestro agrado por diferentes razones, como por ejemplo el salario, clima laboral, estilo de liderazgo, entre otros. Para conocer cómo mejorar nuestra empleabilidad comparto con ustedes las reflexiones de la profesora Herminia Ibarra (2007), economista y profesora del INSEAD, quien ha desarrollado tres puntos clave para el éxito de una carrera profesional.

El primer punto clave del éxito de la carrera profesional está relacionado con los logros, resultados, habilidades y conocimientos. Pues en la actualidad los reclutadores en una entrevista laboral ya no preguntan por las funciones que realizamos sino más bien por los logros obtenidos en el puesto que ocupamos y cómo estos logros se cuantificaron y en qué beneficiaron a nuestra empresa. Entonces tenemos que acostumbrarnos a registrar nuestros logros y mantenerlos al día en nuestra hoja de vida. Una herramienta útil es la metodología PAR (problema-acción-resultado) que propone Inés temple en su libro Usted S.A., en donde día a día debemos preguntarnos qué problema u oportunidad se presentó hoy, qué acciones tomé al respecto y cuál fue el resultado de mis acciones.

La segunda clave son los contactos, también llamada red de confianza según Inés Temple (2015). Esta es la actividad consciente y voluntaria para establecer y mantener contactos genuinos y de largo plazo con personas que nos conocen, aprecian y a las cuales nosotros también apreciamos. La conformación de esta red implica cuatro habilidades puntuales: primero, buscar comunidades profesionales afines a nuestra carrera o intereses; segundo, tener un discurso de presentación personal potente que responda a tres preguntas: ¿quién eres? (personal o profesionalmente), ¿de dónde vienes? (tu experiencia de trabajo destacando logros importantes), y ¿a dónde vas? (qué buscas y en qué sector del mercado); tercero, cuida tu presencia 2.0: las fotos que cuelgas y los comentarios que publicas en tus redes sociales son hurgados por los reclutadores al momento de evaluarte para un trabajo; cuarto, hacer seguimiento a contactos, punto que es el menos atendido por los profesionales en la actualidad debido a que solo nos acordamos de hacer red de contactos cuando atravesamos situaciones difíciles como el no tener empleo y esta circunstancia no demuestra un aprecio real a una persona; por el contrario, me acerco a ti porque tienes algo que pueda beneficiarme y esto habla muy mal de quien piense y se comporte así.

Ya me imagino que ahora al nuevo alcalde de Cajamarca deben sobrarle los amigos, las llamadas de felicitación y solicitudes de trabajo, resaltando el mensaje: yo siempre sabía que tú eras el candidato ideal y que vencerías de forma contundente a tus rivales políticos.

Finalmente, la tercera clave es la imagen y reputación. Ya lo dijo Maquiavelo: “Todos ven lo que tú pareces ser, ya que pocos ven lo que tú eres en realidad”. Debemos vernos bien, sonreír, mostrar energía al caminar, ser entusiastas, demostrar ganas de aprender y crecer. Nadie quiere trabajar con gente soberbia, arrogante, conflictiva, amargada o resentida, por más grados académicos o experiencia que tenga. Y sobre nuestra reputación, a pesar de que se origina en nosotros, los dueños de ella son nuestros contactos; ellos le dicen al mundo quiénes somos, qué somos capaces de hacer, cuál es nuestra ética y valores, qué tan buenos o malos somos en el trabajo, qué tan positivos o no somos en nuestras relaciones. Cuidemos nuestra imagen y reputación pues es el activo más preciado que tenemos en el trabajo y en nuestra vida personal (Temple, 2015, p. 97).

Recordemos que estas tres claves del éxito profesional no son independientes una de la otra, juntas forman la pirámide del éxito profesional. Sigue estos consejos y si empiezas a aplicar estas recomendaciones hoy día es muy probable que el propósito que persigues lo logres antes de lo esperado. ¡Éxito en tu carrera!

*Este post es una colaboración de Max Cabanillas, docente de la Facultad de Comunicaciones de la Universidad Privada del Norte.

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Referencias:

Ibarra H. (2007). Estrategias poco convencionales para reinventar su carrera profesional. Estados unidos: Deusto.

Temple I. (2015). Usted S.A. Lima, Perú: Planeta.

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